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Roque Madrid: «No existe un único método de hacer películas»

La falta de confianza en las posibilidades de uno mismo o una sencilla huida de los líos intrínsecos a la puesta en marcha de un proyecto podrían ser algunas de las explicaciones que nos llevan a refugiarnos en unas grises oposiciones o una cómoda oficina con plantita y foto familiar. Roque Madrid no conoce esas excusas y lo demuestra con ‘El Regreso de Elías Urquijo’, una película financiada a través de un crowfunding selectivo.

El ciudadano medio de este país cuenta con un déficit de iniciativa por defecto. Quizá sea este uno de los factores más determinantes para que la actitud de buscarse las habichuelas sin depender de entes superiores sea algo raro. Iniciador Madrid trajo ayer algunos ejemplos de que personas que se sienten felices en lugares desafiantes, en esos sitios que evitan la mayoría de mentes acomodadas.

La andadura de El Regreso de Elías Urquijo ha sido complicada. En realidad, el 99.9% de los directores de este planeta responderían con un «Ni te imaginas» a la pregunta acerca de la dificultad para sacar adelante una producción. Pero la cosa se complica más cuando eres pequeño, indefenso y sin un importante pulmón financiero que te empuje. Al final, el tema está en sobrevivir y encontrar distribución para la película. «No existe un método de hacer películas. Cada cual utiliza sus recursos», dijo Madrid explicando que cada creador lo hace como puede.

Madrid comenzó las tribulaciones de Elías Urquijo apoyándose en las televisiones. «Al acercarme a una televisión por asuntos de trabajo, me di cuenta de que es la manera más sencilla de comenzar una producción. Están obligadas por ley a invertir». Sin embargo, el camino se torció cuando la televisión que se había metido en el proyecto comenzó a tener problemas financieros. Tuvieron también problemas con la actriz protagonista y se vieron, dos años de trabajo después, en el punto de partida una vez más.

En ese momento, Roque Madrid escuchó hablar de El Cosmonauta y el crowdfunding. Pensó que su película podía financiarse de esa manera. «Iniciamos un crowdfunding selectivo. Creímos que era más rentable (sobre todo por el factor tiempo) porque podían aportar cantidades superiores. No hemos querido abrir nuestra financiación tanto como El Cosmonauta, hemos oído a sectores más concretos», contó el director. Esta opción les restó alguna de la visibilidad que sí había tenido el proyecto de Nicolás Alcalá, que había creado una activa comunidad de seguidores que le ha resultado muy útil para conseguir distribución.

Luego llegó el momento de encontrar actores. «Hemos hecho un casting internacional a través de internet.
Los actores no son tan inaccesibles y suelen estar dispuestos a llegar a acuerdos, como ser parte de la coproducción. Las películas de bajo presupuesto pueden tener a actores importantes», señaló Madrid.

Con el equipo técnico hicieron algo parecido. Al no contar con fronteras se plantearon hacer la cinta en inglés. Así pueden aprovecharse de una mayor penetración en los mercados de los que provienen los actores.
El resultado, a la espera de fecha definitiva de estreno, puede disfrutarse en formato reducido en el trailer de la película.

Para llegar a hacer una película como el Regreso de Elías Urquijo hay que, evidentemente, saber cómo hacerla. A eso se dedica José Negrete. Su proyecto, Soñadores, es una especial escuela de cine que adapta los contenidos a los más pequeños. «Vamos a lo sitios y damos clases en los sitios en lugar de montar caras escuelas con salones de actos. También hacemos campamentos o concursos de cortos en inglés. La idea es que cualquier puede aprender la teoría, pero donde se ponga la práctica que se quite lo demás.», explicó Negrete ayer.

El objetivo es que el cine sea un lenguaje natural desde la adolescencia. Al fin y al cabo, según Negrete, «cualquier chaval de 10 años puede hacer una peli con la misma calidad que un profesional. Cámaras HD de 400 euros. El cine ha cambiado. Hacen falta muchas ganas».

Negrete demostró algunos conceptos básicos de la narrativa cinematográfica y creó un pequeño corto in situ, con la ayuda de los asistentes a la charla. El resultado es este.

Víctor González era ayer la única persona en toda la sala que tenía un Óscar. Lo obtuvo por RealFLow, un software que calcula el comportamiento de los fluidos en pantalla y que ha hecho posible que su trabajo se vea en películas como El Señor de los Anillos, 300 o El Increíble Caso de Benjamin Button. «Queríamos unir lo científico y lo artístico. Este es un ejemplo de unión de esos mundos. RealFlow ha sido hecho por matemáticos pero lo usan artistas. Los ingenieros deben entender que quieren los creadores», explicó.

González ofreció si visión de lo depara el futuro al cine. «Siempre se ha tratado de una simulación de lo real. Pero cada vez se encuentran más cercanos el mundo de los videojuegos y el del cine. Algún día la película que vemos será un videojuego jugado por otra persona en otro lugar», vaticinó.

Cerró la tarde Felipe Pontón, director de contenido de Youzee, una plataforma de video on demand de la que ya hablamos en Yorokobu hace algunas semanas.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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