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¿Sabes cuánto patrimonio hay en Barcelona?

Así, a bote pronto, puede que lo único que te venga a la cabeza sea el parque Güell, la Sagrada Familia, el Palau de la Música o Las Ramblas. Pero, según la investigación que el dúo de arquitectos 300.000 km/s ha realizado sobre los monumentos de la ciudad Condal, Barcelona tiene más de 3.000 inmuebles protegidos repartidos por toda su geografía.
Esa es una de las informaciones que más sorprendió a los treintañeros Mar Santamaría y Pablo Martínez tras seis meses de trabajo invertidos en el proyecto. Solo que esta urbanista y este arquitecto lumínico han sustituido los tradicionales elementos de su profesión por el análisis masivo de datos y su mapa, llamado Big Time BCN, cartografía la edad de más de 70.000 parcelas de la ciudad y ordena los bienes patrimoniales según su nivel de protección.
«Todo parte de un proyecto previo que se llama At Night», explica Santamaria al teléfono, «una cartografía de Barcelona por la noche». Realizado a finales de 2012, su principal dificultad fue «cómo dibujar la actividad de aquellos lugares donde hay oscuridad». «Allí nuestras herramientas clásicas de dibujo de arquitecto no servían», cuenta, «así que decidimos trabajar con datos». Las fotos geolocalizadas de Flickr por la noche, los lugares donde se lanzan tuits nocturnos, la situación de los búho-taxis… con todas estas variables formaron 14 cartografías que «intentan explicar qué pasa en la ciudad de noche».
Pero fue durante las clases que ambos imparten en el Máster de Restauración de Monumentos en la Politécnica de Barcelona cuando les vino la inspiración. «Detectamos a través de los estudiantes que hacía falta una herramienta que permitiera visualizar el catálogo de Patrimonio en combinación con el catastro», cuenta, «ya que nuestros alumnos, que trabajan sobre edificios, tenían que entrar a buscar información en la web del ayuntamiento, que tiene un sistema de búsqueda muy farragoso y un mapa poco útil».
Para hacerlo, ellos mismos crearon un algoritmo para capturar y clasificar los datos incluidos en el catastro, un archivo trimestral de 2 gigabytes, «como un Word que te colapsa el ordenador», y luego convirtieron de manera manual los datos del catálogo de patrimonio en un repositorio virtual. «Todo habría sido más rápido si la información estuviese ordenada», se queja Santamaría, que asegura que otra de las grandes sorpresas que se llevaron durante los seis meses de trabajo fue «lo patas arriba que está el catastro», el registro que controla la propiedad del suelo, y asegura que en Barcelona hay contabilizados «edificios de 99 plantas».
Pero añade a renglón seguido que su misión como arquitectos es «hacer accesibles a los ciudadanos este tipo de informaciones que a veces son un poco técnicas, pero que si están bien traducidas con una buena explicación y visualización se convierten en un arma muy potente para tomar decisiones colectivas».

Por Carlos Carabaña

Carlos Carabaña es periodista. Puedes seguirle en @ccarabanya

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