Categorías
Cine/TV

Cómo rodar la peor película del mundo

Eran los locos 80 y si un actor de tercera podía llegar a presidente de EEUU, ¿por qué no iba un cualquiera a rodar una película? Por ejemplo, Amir Sharvin, un exiliado iraní que, huyendo de la revolución, se instaló en Hollywood.

Los libros de historia aseguran que era director de cine: sus películas lo desmienten. La ineptitud que destila Samurai Cop convertiría en Spielberg a Salvador Raya: saltos de eje, errores de rácord, pelucas ridículas que aparecían y desaparecían, tangas sobaqueros, una banda sonora de videojuego de 8 bits más adictiva que fumar una pipa de crack… Era tan mala que esta peculiar versión de Arma letal de Alcampo acabó resultando buena.

Destinada al loco mercado del VHS, empezó a proyectarse en cines para solaz del público, que jalea cada uno de sus errores y aplaude sus ridículos guiones. Su protagonista, una especie de Lorenzo Lamas de saldo, fue Matthew Karedas. Hoy Karedas firma autógrafos y es una celebridad en la ComicCon o en cualquier lugar donde haya más de seis cinéfilos reunidos.

La vida de Karedas es, en sí, una película: empezó en el cine como guardaespaldas de Sylvester Stallone. Viendo que aquello de ser alguien en Hollywood parecía fácil, se lanzó a la interpretación. «Cuando le enseñé la peli a Sly me dijo: «tienes las mismas posibilidades de hacerte famoso con esta película que yo de que me nominen a un Óscar». A él lo acaban de nominar a un Óscar y tú me estás entrevistando por la Cutrecon. Está claro que se equivocó en ambas cosas», explica a Yorokobu.

Después, la nada. Hasta el punto de que, como si de una Betty Page masculina se tratara, se empezó a extender la leyenda de que había fallecido. Pero no. Lo único que se ha perdido por el camino ha sido su peluca de quita y pon. «Asistiré a la Cutrecon con mi propio cabello. Se rumorea que Ami Shervan abandonó mi peluca en el Parque Nacional de Los Ángeles, donde sobrevive velando por los jóvenes directores y equipos de cine que van allí a rodar sin permiso».

Murió el VHS, nació YouTube, y el pueblo enloqueció subiendo a la página fragmentos de ese homenaje al cutrerío que es Samurai Cop. ¡Hasta Amazon vende su versión remasterizada! «Si no fuera por YouTube, nadie nos recordaría. Una nueva generación está descubriendo las tonterías que rodábamos aquellos años», cuenta.

De repente, Samurai Cop se convirtió en un filme de culto. Por lo menos, entre la parte más desprejuiciada de la cinefilia. Con Amir Shervan ya fallecido, Matthew cree que al director le encantaría ver cómo se lo pasa el público riéndose de su obra maestra. «Recientemente comí con el hijo de Amir y me lo confirmó: su padre estaría encantado. Sobre todo porque le fascinaría ver cómo algo que costó tan poquísimo dinero ha podido ganar sus buenos dólares y viajar por todo el mundo».

[full_background_video videoId=»R6OoZNdAQuA»]

Esta semana, Karedas estrena en la Cutrecon madrileña la segunda parte de Samurai Cop, rodada por exigencia del respetable 25 años después. Por supuesto, es cutre; y, por supuesto, ha costado poco dinero (buena parte abonado a través de Kickstarter).

Esta vez, Matthew se enfrenta a una auténtica estrella del cine (o, por lo menos, del cine porno), como Kayden Kross. La pregunta es obvia: ¿quién sabe más de lenguaje cinematográfico? ¿Kross o el director de la original Samurai Cop? «Con la ropa puesta, diría que Shervan. Sin ella, diría que también. ¡Mejor ves a ver la película y luego me cuentas!».

La premiere europea de Samurai Cop 2: Deadly Vengeance, tendrá lugar el día 28 y podéis comprar las entradas aquí. Para ver la original, pasad por este enlace.

 

Por Rubén Romero

Rubén Romero Santos es doctor y profesor en el Departamento de Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid. Nunca le han invitado a participar en Al rojo vivo, pero sí en First Dates.

Salir de la versión móvil