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Sexo ‘a cachos’ para evitar la censura de Instagram

Instagram quiere llegar a todos. La red social entiende que para dar cabida a usuarios de todas las edades, creencias y grados de susceptibilidad hay imágenes que sobran, incluso por muy loables que sean sus fines. En su timeline no hay sitio para la violencia explícita, ni siquiera cuando esta encierra una denuncia contra el maltrato animal o el acoso escolar.

Si atendemos al historial de temas que ha considerado inapropiados a lo largo de estos últimos años, parece que a sus algoritmos tampoco les gustan demasiado los pezones, si son femeninos, o los amagos de beso, si se producen entre gente del mismo sexo.  

Sortear la férrea vigilancia de los catones de Instagram es un reto para algunos de sus usuarios. Como en muchos otros capítulos de la historia, la censura ha prendido la mecha de la creatividad en la red social. Las tijeras, la otrora arma más representativa de los censores, se ha convertido en el aliado de ciertos artistas en cuyas cuentas de Instagram cuelan sexo en collages.

Johnny Smith [@thejohnnysmith]

Johnny Smith utiliza con las redes sociales una táctica similar a la que los niños emplean con sus padres para conocer sus límites de permisividad y de paciencia. «Disfruto haciendo pruebas para ver qué puedo hacer sin que mis collages se eliminen de la Instagram o Facebook».

Cuando le pillan, no puede evitar que una sonrisa de incredulidad se dibuje en su cara: «¿No es ridículo que se considere “peligroso” un pezón? Es gracioso que el sexo sea un tabú cuando todos (o casi todos) lo practicamos». Smith no busca lo explícito. Prefiere dar trabajo a la imaginación: «No sé la tuya, pero la mía es muy sucia. Este tipo de trabajo termina siendo más emocionante y provocativo que cualquier escena de sexo evidente».

Scientwehst [@scientwehst]

Trata el sexo de forma alegórica y por eso Giulia, la estadounidense que firma en redes como Scientwehst, considera que es relativamente fácil toparse con su trabajo en internet. «Creo que mis collages pueden provocar más impacto en una plataforma como Instagram al tratarse de un contenido inesperado que juega con tu imaginación». A Scientwehst le gusta «dejar algo para la fantasía». La artista reconoce que sus imágenes son muy «sugerentes», aunque el grado de provocación que pueden llegar a suscitar depende de distintas circunstancias: «Por ejemplo, ¿cuándo, dónde y por qué estás viendo una escena sexual explícita? ¿Está solo en tu cama o rodeado de una multitud de personas?».

Naro Pinosa [@_naropinosa]

Naro Pinosa (Fernando para los amigos) es reincidente. Instagram ya le ha bloqueado varias cuentas, pero no es algo que le preocupe. Los límites de la red social le suponen un reto que él afronta con sus collages: «Lo único que hago es tratar de burlar la censura. Si quiero ser más explícito recurro a Twitter».

No cree que lo suyo pueda catalogarse de pornografía («es cuestión de mentes, de lo abiertas que estén o no») y asegura que no busca provocar. Aunque muchas veces lo consigue, no solo entre los administradores de Instagram, sino también con sus usuarios. Degenerado, racista o hereje son algunas de las lindezas que le han llegado a lanzar. 

Mike Parisella [@slimesunday]

¿Hasta dónde se puede llegar sin que Instagram borre una imagen? A Mike Parisella le gusta jugar con las normas de la red social y exprimir los límites de la provocación mediante el sexo en collages. El fotógrafo de Massachusetts dice manipular las imágenes para obtener escenas «extravagantes». «Lo que me resulta curioso es que las personas se asusten tanto con la desnudez. Mientras no haya desnudos puedes hacer casi cualquier cosa. Dependiendo de con qué sustituyas ciertas partes de la anatomía humana se puede crear algo mucho más provocativo que una escena de sexo real».

Por Gema Lozano

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutenses de Madrid. Parece que fue ayer, pero lleva ya más de veinte años escribiendo -aunque no seguidos, :)- en distintos medios. Empezó en las revistas de Grupo Control (Control, Estrategias e Interactiva), especializadas en marketing y publicidad. Más tarde pasó a formar parte de la redacción de Brandlife, publicación gratuita de Pub Editorial.  Y en los últimos años sigue buscado temas y tecleando en Yorokobu, así como en el resto de publicaciones de la editorial Brands & Roses.

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