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Programar los polvos puede ser más interesante que los encuentros furtivos

¿Sexo espontáneo o planificado? El porno y las revistas suelen hacer pensar que no hay nada como un polvo inesperado para tener el orgasmo del siglo. Pero muchos científicos aseguran ahora que fijar la fecha y hora a la que uno va a copular (y atenerse a ello) puede ser incluso mejor para mantener la chispa con la pareja en el dormitorio.

¿Están sobrevalorados entonces los encuentros apasionados, clandestinos y furtivos? Podría ser. El estudio Exploring the Impact of Personal and Partner Traits on Sexuality: Sexual Excitation, Sexual Inhibition, and Big Five Predict Sexual Function in Couples, tuvo como principal objetivo investigar de qué manera influyen los rasgos psicológicos de los dos miembros de una pareja en la función sexual de hombres y mujeres.

Y según la investigación, publicada en The Journal of Sex Research, las personas meticulosas y organizadas tienen vidas sexuales más satisfactorias.

Los investigadores implicados, de la Universidad Ruhr en Bochum (Alemania), analizaron la vida sexual de 964 parejas, la mayoría de ellas heterosexuales. Los autores pidieron a esas parejas que evaluaran la facilidad que tenían para ser excitados, cómo de inhibidos estaban y si tenían algún problema relacionado con el sexo.

A cada participante se le pidió que describiera su propia personalidad y la de su pareja, usando para ello lo que en el ámbito de la psicología de la personalidad se conoce como el modelo de los Cinco Grandes –que incluye la extraversión, el neuroticismo, la empatía, la apertura y la escrupulosidad–.

¿Resultado? El hallazgo más sorprendente fue la existencia de una correlación estadísticamente significativa entre las personas escrupulosas (entendidas como aquellas que tienden a ser eficientes y organizadas, en lugar de relajadas y desordenadas) de ambos sexos y una mayor satisfacción sexual. Resultó que las personas escrupulosas presentaban menos problemas sexuales, como puedan ser la cohibición o el sentirse insatisfechas.

Esta correlación positiva fue particularmente fuerte para las mujeres heterosexuales con parejas muy meticulosas. «Los hombres que son minuciosos y obedientes pueden sentir la necesidad de satisfacer sexualmente a su pareja, lo que a su vez puede conducir a una mejor función sexual de esta», aseguran en una entrevista digital los autores del estudio.

Los mismos autores apuntan que las personas concienzudas muestran una fuerte autodisciplina, orientación al logro y confiabilidad. Y que suelen mostrar el comportamiento planificado con más frecuencia que el comportamiento espontáneo. Lo que significa que las personas que están más satisfechas sexualmente también son más propensas a tener sexo planificado.

«Una gran meticulosidad puede ser especialmente beneficiosa cuando se trata de esforzarse en una vida sexual satisfactoria, o posponer las propias necesidades e intereses para centrarse en resolver un problema sexual dentro del contexto de las relaciones comprometidas y de largo plazo», agregaron los investigadores. Y, del mismo modo, las mujeres cuyos compañeros estaban sexualmente cohibidos «presentaron una menor función sexual».

«El sexo planificado le da a las relaciones un espacio y un tiempo en nuestras vidas, y eso nos permite dedicarle un tiempo de preparación, de disfrute y de recuerdo», comenta el terapeuta sexual y de pareja Raúl Padilla.

«Juntamos ganas, recursos, imaginaciones, motivación y creamos de la nada algo precioso con la seguridad de que la otra persona está ahí para nosotros. Se pierde poder de sorpresa, no espontaneidad… pero, en según qué momentos, una sorpresa igual no es tan bienvenida como se imaginaba y puede acabar con el deseo de uno de los miembros en el pozo del desánimo al no sentirse acompañado», añade.

En cualquier caso, la psicóloga Julia Velten tiene claro que la clave de la satisfacción sexual es la comunicación, y que hablar honestamente en un entorno sin prejuicios sobre tus preferencias sexuales mejorará la vida sexual del individiuo (y la de su pareja).

Para ella, el hecho de que la investigación revelase que planear concienzudamente y por adelantado los encuentros íntimos resulta en un mejor sexo es, simplemente, una extensión de dicha comunicación, ya que «amplifica la tensión y la emoción».

«Queríamos saber si ciertos rasgos relacionados con la sexualidad (es decir, rasgos que reflejan la facilidad con la que las personas se emocionan, o cómo de inhibidos sexualmente están) son más o menos relevantes para la función sexual que los rasgos generales de personalidad más amplios (los cinco grandes)», comenta Velten en esa misma entrevista.

«Los estudios han demostrado que la mayoría de estos rasgos de personalidad y rasgos relacionados con la sexualidad son relevantes, pero no se sabe qué factores son los más importantes cuando se les considera en conjunto».

Por su parte, Padilla apunta que planear de manera concienzuda y por anticipado la relación sexual «tan solo nos garantiza que tendremos una relación sexual, y que ella incluirá lo que hemos planificado, que no es poco». Y añade que, según el tipo de persona, eso le valdrá para tener (o no) el mejor sexo.

«Hay quien preferiría ser abordado en la cocina mientras el agua hierve y se agarra a la mesa con fuerza con las dos manos hechas ya garras. El subidón de un encuentro fortuito de mutuo agrado o la cotidianidad del sábado-sabadete… Es cuestión de estilos, pero ante la falta de calidad o cantidad, lo mejor es la comunicación y la planificación; y si no somos capaces de conseguirla, hay profesionales de la terapia sexual que pueden orientar hacia la recuperación de una vida sexual sana y excitante», apostilla.

Y algo más: en contra de la creencia popular, el estudio no encontró correlación alguna entre la duración de una relación de pareja y el nivel de satisfacción sexual, lo que sugiere que el sexo no disminuye necesariamente con la edad. Así lo aclara Velten, que dice que muchas de las parejas mayores que participaron en el experimento aún eran sexualmente activas, y estaban bastante satisfechas con su vida sexual.

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