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Creatividad

Si cierras los ojos, el color no existe y el racismo se acaba

Cuando Sergio Aparicio era pequeño solía pasar largas tardes de verano con su bisabuela. Ella le contaba historias sobre personajes fantásticos que despertaban la imaginación del niño y le llevaban a lugares preciosos. Para la anciana, que era ciega, el color negro de su bisnieto no existía.

«Con el tiempo la sociedad me hizo ver que el color de piel sería mi carta de presentación y a su vez un elemento de discriminación. Eso es lo que ha hecho que en mis piezas artísticas los personajes que aparecen sean ciegos. Si no ven, el color no existe. Solo se siente».

Okobé, que es el nombre artístico de este fotógrafo barcelonés que vive en Londres, busca conectar con sus ancestros a través de la fotografía. «Creo que lo hago de una manera inconsciente. Soy un fotógrafo que se dedica más a mirar y observar que a practicar con mis cámaras. Intento entender la esencia y la belleza de aquello que observo, ver cómo la luz juega con los ángulos y muestra la belleza del sujeto. Imagino que esa introspección o manera de mirar es una conexión directa con quien soy y por ende con mis ancestros».

Para él, las líneas de identidad de lo africano se encuentran en la necesidad de crear nuevos imaginarios colectivos. «Cuando me preguntan que por qué fotografío a gente negra, la primera cosa que me viene a la cabeza es si esa pregunta se la han hecho a artistas visuales en los cuales todas sus esculturas, dibujos o fotografías son personas de raza blanca. Mi arte abraza la negritud. Mi negritud».

La luz y el color, intensos, capturan la atención del espectador, que se ve atrapado en esos juegos de contrastes. «Es la manera en la que me expreso de manera inconsciente», comenta.

«Al ganar el IPA Photo Awards de este año o ser seleccionado finalista en el Sony World Photo Organization en la categoria profesional, me han ofrecido hacer seminarios técnicos para fotógrafos. Lo primero que les digo es que yo empecé en esto de la fotografía tan solo hace tres años y, aparte del conocimiento técnico que he adquirido, lo importante es lo que el ojo es capaz de ver antes de hacer la foto. Yo nunca había tocado una cámara de fotos antes, pero sí que tenía una necesidad de expresar y me había pasado una vida observando. Eso es lo que ha creado mi estilo creativo».

Por eso, al preguntarle cómo debería ser la foto perfecta no se atreve a dar una respuesta concreta. «Creo que es algo muy subjetivo. Una buena fotografía para mí puede no serlo para otra persona. El arte es algo muy abstracto que va ligado a nuestras emociones. En mi caso, lo que considero una buena fotografía es algo que tenga una esencia personal, un lenguaje propio, una intención clara y un sentimiento profundo. Se nota cuando la persona detrás de la cámara tiene la necesidad de vomitar sus sentimientos».

¿Con qué te gustaría experimentar que no hayas hecho hasta ahora?, le preguntamos a modo de colofón. «Con mucha gente a la vez, espacios más abiertos, profundidad y algo de movimiento. Me queda mucho por expresar y solo estoy aprendiendo».

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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