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Signary: ¿Es el lenguaje universal una utopía?

No suele ser muy frecuente que un solo proyecto de diseño reúna cuestiones e inquietudes acerca de curvas de aprendizaje, reflexiones lingüísticas en torno al conocimiento, digitalización de servicio y producto. Y que, además, denote la relevancia del diseño en el impacto social positivo. Signary es una de esas rara avis

Se trata de una app para aprender el lenguaje de los signos en español, que fue reconocida con un Premio Laus de Oro como la Mejor App de 2022. Pero antes de saber más sobre este proyecto merece la pena repasar algunas consideraciones sobre el aprendizaje y el conocimiento de una lengua y, por tanto, sobre nuestra capacidad para comunicarnos. 

Tendemos a asociar tanto la calidad como la cantidad de conocimiento que acumulamos con nuestra capacidad de expresarlo lingüísticamente, esto es, a hablar, a escribir, a verbalizar correctamente en una lengua concreta, ya sea materna o no. Una lengua y sus reglas, desde las sintácticas y las semánticas hasta las más superficiales como la ortografía, requieren una enorme curva de aprendizaje. Seguramente el crecimiento humano biológico sea tan largo y complejo, en comparación con otros mamíferos, por esto mismo.

De manera general, se sabe que un ser humano desarrolla su capacidad lingüística para poder mentir entre los 6 y los 8 años. Por supuesto, depende de más factores; se trata de una medición estándar y existen distintos rangos de edad, según los expertos y estudiosos. Sin embargo, es una señal de plenitud, por decirlo de alguna manera, en el desarrollo del cerebro con respecto a nuestras propias competencias lingüísticas. Este ejemplo demuestra hasta qué punto es complejo el uso, interiorización y manejo solvente del lenguaje para cualquiera de nosotros. 

Sin embargo, la prestación del lenguaje gestual se manifiesta muy incipientemente no solo en el bebé, sino, más allá y de manera intuitiva, en los adultos que le rodean. El bebé señala el objeto de su interés mucho antes de aprender la palabra que lo designa. Todos tenemos en la retina la imagen de algún adulto gesticulando exageradamente cuando está tratando de captar la atención de un bebé. 

El lenguaje gestual es anterior e inherente a la comunicación humana. Gesticular no solo es muy común, sino que se estudia, se aprende y se dirige para hablar en público en muy distintos ámbitos profesionales, por ejemplo, y con muy diversos objetivos comunicativos. Igualmente, en todas las prácticas religiosas de todas las culturas conocidas, la gesticulación es el primer nivel comunicativo y de comprensión. ¿No sería muchísimo más eficiente para todos incorporar el lenguaje de los signos a nuestro aprendizaje?

Hasta hoy, la palabra aún no ha sustituido a la gesticulación en ciertas reuniones sociales. La religión es un ejemplo, por ser compartida por todos los núcleos sociales bajo una misma cultura. Pero existen muchos otros que podemos recordar fácilmente, y que nos ahorran muchas palabras: un ok entre una multitud, un basta en una clase revoltosa, pedir silencio

Recordemos que el primer principio articulador de la Lingüística es el de economizar recursos (sintácticos, semánticos y ortotipográficos, entre otros). Y en esto coincide también con el diseño. La comunicación por gestos refuerza todos los grandes principios del uso de las lenguas comunes. 

Los datos que aporta la OMS en 2020 son de un total de 360 millones de personas sordomudas en el mundo, de las que solo 36 millones son niños. Según un estudio más reciente, esta misma organización advierte de que 1 de cada 4 personas tendrá algún problema auditivo en 2050. En cualquier caso, se estima que el lenguaje de los signos podría ser usado potencialmente por más de 300 millones de personas sin dominio de la lengua oral por diferentes circunstancias, asociadas a alguna discapacidad auditiva.

El larguísimo camino por recorrer aún para la inclusividad de este lenguaje en los medios de comunicación masivos o sectoriales avanzaría muchísimo, en verdad, si formara parte del aprendizaje de lenguas con el que crecemos de manera natural. Empezar en el colegio sería una de las mejores apuestas. En concreto y en España, que tan pendiente tenemos aún la asignatura de aprender idiomas, estoy segura de que sería una palanca transformadora.

SIGNARY, HERRAMIENTA DE COMUNICACIÓN

El lenguaje de los signos no es universal, existen distintas lenguas de signos. Pero sí que existe un sistema creado para que signantes de diferentes partes del mundo puedan entenderse. Y así fue como surgió Signary, como una app ideada como una herramienta para que las personas con capacidades diferentes, y sus amigos y familiares, tengan un medio de apoyo para comunicarse mejor. Un reto apasionante para conseguir una sociedad más inclusiva y abierta. 

 

Precisamente sobre el desarrollo y diseño de la app hablará Marta Badía, product manager de Zapiens Design, estudio partner, además de responsable del diseño de Signary, en su intervención en el encuentro Creative Mornings Madrid  de este próximo 24 de febrero en Madrid, y en el que también estará presente Yorokobu.

*Si no puedes acudir al evento, puedes seguirlo por streaming.

Por Ana Echegoyen

Lingüista y diseñadora. Actualmente trabaja como Strategy Research y Content Designer en Zapiens y es Directora TFM en la UNIR.

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