Marina Benítez, Slothsmoss, lo deja claro desde el primer momento: ella dibuja habitaciones. El espacio, afirma esta arquitecta malagueña afincada en Madrid, es uno de los elementos clave en sus ilustraciones. «Creo que, casi de manera inconsciente, intento delimitarlo para establecer algún tipo de control, y de esta manera surge la idea de las habitaciones», explica. «También por la idea de crear un escenario para lo que cuenta cada ilustración. Me gusta la idea de crear una especie de catálogo de espacios, todos de la misma proporción y aparentemente similares, pero totalmente diferentes entre sí por lo que sucede en su interior».
Lo que sucede en su interior, normalmente, está llevado a cabo por cuerpos sin rostro. Aunque más que cuerpos, son solo brazos y piernas, que son dos elementos simbólicos más de los que introduce en sus creaciones. Y lo hace por dos razones: «Por una parte, porque me interesa más plasmar un gesto que pueda transmitir un estado anímico y no tanto el cuerpo en sí». Y por otra, para no identificar ese estado anímico con ningún tipo de cuerpo en concreto, sino más bien dejarlo como algo inacabado y que pueda dar cabida a cualquiera.
La arquitectura, su profesión, marca su trabajo artístico. «Desde que empecé la carrera, de lo que más disfruto a la hora de hacer un proyecto de arquitectura es del cómo representarlo. De ahí viene el querer crear estas habitaciones a modo de escenografías, así como el que la base de mis ilustraciones (y lo que todas tienen en común) sea ese plano o espacio delimitado en el que suceden cosas. Creo que la arquitectura es una parte que no puedo separar de las ilustraciones que hago; para mí van de la mano».
Todas las ilustraciones de Slothsmoss, según ella misma afirma, están basadas en canciones («tristes o de enfado, en su mayoría») «o representan historias personales que suelen involucrar cierta pérdida de dignidad», comenta riéndose. «Podría decirse que es como tener un diario encriptado de mis movidas y las de mi entorno». De todo ello parte su inspiración, aunque también afirma hacerlo en el trabajo de otras ilustradoras como Raisa Álava, Cristina Daura, Mabel Esteban, María Jesús Contreras, Angela Dalinger, la cíngara, nernelada… «y si sigo no paro <3».
A la hora de dibujar, lo primero que esta arquitecta e ilustradora hace, tenga o no clara la idea en la cabeza, es buscar referencias sobre el tema del trabajo que le hayan encargado. «A partir de ahí, voy haciendo criba de ideas junto al cliente o clienta hasta que doy con un concepto que nos encaje al cien por cien. Siempre empiezo a bocetar a mano antes de pasar a lo digital. La libreta y el lápiz los tengo al lado durante todo el proceso de trabajo, aunque el resultado final es totalmente digital. Música o pódcast siempre de fondo y un vasito de agua al lado».
Marina Benítez vive en Madrid desde hace dos años y medio, donde trabaja como arquitecta en un estudio especializado en arquitectura efímera e interiorismo. «Nunca me he dedicado en exclusiva al mundo de la ilustración, siempre ha sido algo que he ido llevando en paralelo de manera personal. Al principio me lo planteaba totalmente como un hobby, hasta que empecé a subir mis ilustraciones a Instagram y me surgió alguna exposición, y de ahí los primeros encargos. Desde entonces llevo ambas cosas de la mano :)».