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Las apps que hacen que ser un gandul salga caro

Una vez vencida la vergüenza de ser un vago, lo cierto es que hacerse el remolón y levantarse tarde no tiene más consecuencias que el oprobio de la sociedad y la pérdida de trabajo. Como ya no tenemos trabajo, sólo queda la deshonra. O quedaba, hasta que una app (dos, realmente) hacen que levantarse más tarde de lo programado salga, literalmente, caro.

Tocar, sin tiempo de apartar las legañas, el botón de snooze, es un gesto que conjuga culpabilidad e inocencia de una manera deliciosamente paradójica. No se hace daño a nadie, y quien se siente mal es la conciencia de cada uno, en caso de que aún se conserve intacta. Como el ser humano es un animal de incentivos, dos aplicaciones inciden en una misma idea: si se te pegan las sábanas, pagas.

Snooze y WakeOrDonate son dos apps que ejercen como despertador para el smartphone y cumplen su cometido con ciertas peculiaridades: te clavan el bolsillo por cada vez que alargas el sueño.

La primera, carga 0.25 dólares por cada ratito extra de sueño. En WakeOrDonate, que aún se encuentra en fase de desarrollo y que, de hecho, trata de recaudar fondos para ello, la cantidad es configurable.

El dinero que se cobra al gandul de turno se destina a organizaciones caritativas por lo que, al menos, la conciencia quedará un poco más tranquila -a la par que descansada- por esos minutos de más en brazos de Morfeo.

Visto en Osocio.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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