Un ordenador en el hueco de un muro de una calle de Nueva Delhi. Así empezó todo. En 1999, Sugata Mitra dispuso allí una computadora con conexión a internet para los niños de la ciudad. Y estos respondieron al poco tiempo. Al principio en forma de tumulto pero poco a poco ellos mismos se organizaron para utilizarlo. Todos tenían alguna pregunta que hacer a aquella máquina de conocimiento.
La buena acogida de su idea animó al físico y profesor universitario a colocar más ordenadores en otros puntos del país. Con todos ellos, Mitra trataba de dar solución al aislamiento tanto geográfico como social que obstaculizaba el acceso a la educación de millones de niños indios.
De aquel experimento del hueco en la pared surgió un método de aprendizaje autoorganizado denominado SOLE (Self-Organized Learning Environments). Un tiempo después, Mitra, junto con un equipo de la Universidad de Newcastle, puso en marcha un proyecto de investigación internacional, denominado School in the Cloud, con el que pretendía comprobar si, partiendo de una pregunta y con un ordenador conectado a internet como única herramienta, los niños pueden aprender por sí mismos.
Las experiencias SOLE comenzaron a extenderse tanto en escuelas presenciales pero también en laboratorios experimentales, como los originarios huecos en la pared de la India, en zonas rurales. Hoy son más de 100 países los que participan en el proyecto. «La idea es que todas estas experiencias aporten al grupo de investigación central de Newcastle», explica Javier Bronchalo, máximo responsable de SOLE Spain.
La metodología es sencilla: se forman grupos de entre 4 a 5 alumnos («aunque, en el caso de lugares, como la India, estos suelen superar la decena de niños») en torno a un ordenador con conexión a internet. Se plantea una gran pregunta y se da un tiempo para que los participantes investiguen acerca del tema y se planteen nuevas preguntas. Estos pueden moverse, entrar y salir libremente, incluso descansar o desconectar durante un tiempo. Después, se pone todo en común.
«Aunque se hable de aprendizaje autoorganizado no ha de entenderse desde el plano individual sino colectivo. El conocimiento mana de la aportación de los diferentes participantes. Este es un aspecto fundamental en el planteamiento de Sugata Mitra».
Bronchalo cuenta que todo parte de la teoría del caos. «Al igual que en el caos, las partículas se juntan para crear algo, aquí, a partir de una pregunta, ese caos comienza a organizarse para encontrar una respuesta». Aunque reconoce también semejanzas con la mayéutica socrática, Bronchalo no se atreve a asegurar que sirviese de inspiración a Mitra cuando se le pregunta al respecto.
La investigación en un proyecto como SOLE es elemental. «En SOLE Spain queremos que un 50% sea materialización y el otro 50% investigación». Buscar financiación para esta última es elemental, según Bronchalo, para alcanzar el carácter científico pretendido.
«Nuestra meta es conseguir conclusiones como las que se han logrado en trabajos desarrollados en Argentina y otros lugares. Con ellos se ha demostrado que SOLE mejora numerosas capacidades entre los chavales como la lectora, las habilidades de comunicación, la utilización de las TIC, pensamiento crítico, la capacidad de hacerse preguntas, el trabajo en equipo, la autonomía y la seguridad en sí mismos».
En comunidades más desfavorecidas, continua Brochalo, la utilización de este método favorece que los niños muestren una mayor iniciativa a la hora de cumplimentar lo aprendido en el aula durante su tiempo libre.
El planteamiento de la gran pregunta (Big Question) es esencial en este método de aprendizaje. «Tienen que ser cuestiones que no tengan una respuesta inmediata. Un ejemplo que siempre suelo poner es: ¿pueden los árboles comunicarse?»
A partir de ahí comienza la investigación que suele derivar en varias subpreguntas. «Algunos alumnos me contestaron “¿el polen comunica?” y de ahí, a su vez, surgieron otras como “¿qué es el polen?”…?
Algunos de los centros participantes cuentan ya con su propio banco de preguntas. Ni Mitra ni el resto de responsables de SOLE son demasiado partidarios del curriculum aunque una de las metas del proyecto de investigación es cómo evaluar el aprendizaje que van adquiriendo los participantes. «Es un método más verbal que escrito. Lo ideal es que ellos creen sus subpreguntas según sus intereses y, para ello, la idea es contar en la web con un espacio para que puedan irlas subiendo».
La libertad a la hora de desarrollar cada proyecto es esencial. «Por ejemplo, en México se da prioridad a lo que es la formación del profesorado. En Colombia, por su parte, se está trabajando con comunidades indígenas aisladas, aprovechando la red de quioscos digitales que el gobierno instaló hace un tiempo…»
En España el objetivo es que SOLE forme parte del currículum. «Lo hemos comenzado a probar ya en tres centros». Uno de ellos es el Ciudad de Jaen, de Madrid, donde los alumnos de 5º y 6º de primaria están utilizando el método en la asignatura de Lengua y Literatura. «Es una edad ideal, entre 11 y 12 años, porque es cuando explota la autonomía entre los chavales».
El propio Bronchalo también participa en otra de las iniciativas surgidas a raíz de SOLE: Abuelas en la Nube (Grannies in the Cloud). «La idea es que de forma remota, a través de Skye, todo tipo de gente pueda participar como instructor en una sesión de SOLE. Que se encargue de hacer la pregunta y luego coordine la puesta en común de la investigación. Es ideal para personas jubiladas, por ejemplo, porque sólo necesitan una conexión a internet para colaborar».
2 respuestas a «SOLE: internet y una gran pregunta (no se necesita más para aprender)»
[…] SOLE: internet y una gran pregunta (no se necesita más para aprender) […]
Ronchalo, Brochalo… Qué paliza le dais al apellido del pobre Javi 😉
Hacía tiempo que no veía tantas erratas en un mismo artículo.
Me sorprende especialmente encontrármelas en vuestra magazine, a la cual le tengo mucho admiración y respeto.
Saludos