Glenn Gould se encerraba en su soledad para componer sus piezas. Ahí nadie molestaba. Este genio de la música clásica (1932-1982) vivía en un espacio interior tan profundo que un día de sol radiante vio algo insospechado: «Creía firmemente que todo el mundo compartía mi pasión por el cielo nublado», dijo el canadiense. «Me sorprendió mucho darme cuenta de que algunas personas preferían el sol».
La soledad siempre fue un buen lugar para crear. Isaac Asimov sólo concebía trabajar envuelto en su aislamiento. Pensaba que esos momentos eran farragosos y la presencia de otras personas sólo podía entorpecer la concentración. «Mi sensación es que todo lo relacionado con la creatividad requiere aislamiento», escribió en un artículo titulado ¿Cómo surgen las nuevas ideas? «La persona creativa está trabajando continuamente. Su mente está procesando información en todo momento. Incluso cuando no es consciente de ello. Es muy conocido, por ejemplo, el caso de August Kekulé. El químico seguía pensando en la estructura del benceno mientras dormía».
Hemingway decía que la escritura era un acto privado, que requería soledad y concentración. El austriaco Stefan Zweig se desplazaba a pequeños pueblos en Francia, donde no conocía a nadie, para escribir sus novelas. El filósofo polaco Wincenty Lutoslawski, a principios del siglo XX, se trasladó a lugar remoto para escribir sobre Platón. Fue a Mera, una isla gallega a la que sólo se podía llegar en barco siempre que el viento y las olas lo permitieran.
Incluso Sherlock Holmes trabajaba así. Era una sensación placentera, según deslizó el creador de este personaje, Arthur Conan Doyle, en El perro de los Baskerville. En esa historia, un día, el detective «regresó a su sitio con esa tranquila mirada de satisfacción interior que significa que tenía una tarea agradable por delante», y preguntó a su ayudante.
—¿Se marcha, Watson?
—A no ser que pueda serle de ayuda.
—No, mi querido amigo, es en el momento de la acción cuando busco su ayuda. (…) No me importaría si usted considerara conveniente no volver antes del anochecer. Para entonces sí me gustaría cambiar impresiones sobre este problema tan interesante que se nos ha presentado esta mañana.
Watson pasó el día en un club y, al anochecer, volvió en busca de Holmes. Al salir de la habitación, el ayudante pensaba para sí: «Sabía que la soledad y el retiro eran muy necesarios para mi amigo en esas horas de intensa concentración mental durante la cual sopesaba cada partícula de evidencia, construía teorías alternativas, equilibraba una con otra y decidía cuáles eran los puntos esenciales y cuáles los que carecían de importancia».
En esa soledad fructífera pasó gran parte de su vida Glenn Gould. Aunque otras veces ese silencio era amargo y oscuro, como ese que atribuyen a los genios excéntricos y doloridos. De esos estados habla una novela gráfica que acaba de publicar Astiberri con el título Glenn Gould. Una vida a contratiempo.
La obra, de la francesa Sandrine Revel, relata la vida de este músico en una narración que transcurre entre sus palabras y los testimonios de muchas personas que lo conocieron. De esa tendencia a interiorizar en el pensamiento habla también Susan Cain, la cofundadora de Quiet Revolution que dejó atónito a Bill Gates con su charla en TED sobre ‘el poder de los introvertidos en un mundo que no puede parar de hablar’. «Cuando los psicólogos estudian la vida de las personas más creativas, descubren que son muy buenas intercambiando e introduciendo ideas, pero también son muy introvertidas. Esto es así porque la soledad es un ingrediente fundamental para la creatividad».
Cain piensa que en las instituciones más importantes, los colegios y los lugares de trabajo han sido diseñados para los extrovertidos y su imperiosa necesidad de estímulos. «En la actualidad, tenemos un sistema de creencias, al que yo llamo pensamiento en grupo, que proclama que toda la creatividad y toda la productividad vienen, por raro que parezca, de un lugar gregario», indicó en TED.
La autora del superventas Quiet Power: The Secret Strengths of Introverts (Poder silencioso: Las fortalezas secretas de los introvertidos) cuenta que Darwin paseaba solo por el bosque y siempre rechazaba las invitaciones a fiestas. Steve Wozniak inventó el primer ordenador Apple cuando se sentaba solo en su cubículo de Hewlett-Packard y, según decía, nunca hubiera aprendido tanto de tecnología si no hubiese sido un niño introvertido al que no le gustaba salir de casa.
Hay muchos más. Julio Verne tampoco acudía a eventos sociales y se encerraba con llave en su dormitorio para escribir mientras su mujer, desde fuera, golpeaba la puerta para que bajara a tomar el té con las visitas. Philip K. Dick también apreciaba el silencio. Por eso redactó esta dedicatoria a su mujer en las primeras páginas de su obra El hombre en el castillo: «A Anne, mi mujer, sin cuyo silencio este libro nunca se hubiera escrito».
El pensamiento en solitario es más libre y original que el pensamiento colectivo, según Cain. El trabajo en grupo, en cambio, exige que los miembros de un proyecto intenten amoldar sus ideas a una dirección común.
Además, la sociedad actual no entiende la contemplación, según la estadounidense. Lo que está bien visto es teclear, llamar por teléfono, llevar papeles de un lado a otro, aunque no sirva de nada. Lo importante es que siempre haya movimiento. Estar quieto y no tener nada en las manos se asocia al mal de la holgazanería improductiva.
Lo constató un experimento en Finlandia. A la oficina de Deloitte en Helsinki llegó una joven en prácticas que cada día se sentaba en su puesto sin ordenador ni móvil ni libreta. No hablaba con nadie y miraba al infinito. Eso levantó las sospechas de todos sus compañeros y un día, después de muchas intrigas y murmullos, alguien se acercó a la estudiante y le preguntó a qué se dedicaba. Ella contestó: «Estoy pensando».
Entonces las risas y las caras de desconcierto fueron aún mayores. «Disimular la vagancia aparentando que haces algo o estar en Facebook durante las horas laborales entra dentro de los comportamientos aceptados por la comunidad de trabajo», indicó Pilvi Takala, la artista que montó esta instalación artística, The Trainee, en colaboración con Deloitte y el museo Kiasma de Helsinki en 2008. «En cambio, sentarte frente a una mesa vacía, con tus manos en el regazo y pensando, amenaza la paz de la comunidad y rompe la concentración de tus compañeros».
Glenn Gould nunca tuvo ese problema. Trabajaba solo y, además, conocía el valor del recogimiento. En la última grabación que hizo de las variaciones Goldberg de Bach, en 1981, dijo: «La música debe escucharse en privado. Debe llevar al oyente y al intérprete a un estado de contemplación».
24 respuestas a «La soledad: un ingrediente clave de la creatividad»
Magnifico artículo .
En Italia falta mucho un revista de esto tipo.
Genial artículo. Conocí la historia de Glenn Gould cuando leí «El malogrado» de T. Bernhard, muy recomendable por cierto, y me resultó una vida apasionante dentro de esa soledad y aislamiento. Aunque como se cuenta aquí en esa soledad parecen encontrarse algunos de los secretos más grande. Enhorabuena por tu texto y por su ritmo. Gracias!
Muy buen artículo, enhorabuena.
Fantástico artículo. Es justo mi ritmo de lectura y además, perfectamente documentado. Otra vez más nos haces crecer. Gracias Mar.
SOLO EN SOLEDAD Y EN SILENCIO QUE PODEMOS ESCUCHARNOS Y ESCUCHAR A LOS DEMAS.
[…] soledad-creatividad […]
[…] Fuente de la información: YOROKOBU […]
Es interesante el tema
Soledad y creatividad
Soy artista plástico cuando estoy creando escucho música variada y otras a solas cuando camino pienso y escribo…
Muy buen artículo.
Gracias.
Excelente tu post, la concentracion es una de las herramientas màs importante para la creaciòn , analisis e investigacion!!!
[…] Vinyl […]
Totalmente de acuerdo! Genial artículo! Gracias por vuestra magnífica revista!
Me ha encantado. Soledad para tener una idea propia y presentarlo a un equipo para encaminarlo en una misma dirección. Siempre me ha llamado muchísimo la atención el tema creativo y la forma de buscar buenas ideas. Pienso que estamos en una búsqueda de inspiración constante en un mundo donde es muy relativo. Todo lo tenemos en el cerebro, algo mágico sin barreras y con fecha de caducidad. Hay que aprovechar este viaje tan auténtico que estamos viviendo y complacer al de al lado aunque no lo estemos viendo. Gracias por el articulo, me ha replanteado muchas cosas.
Maravilloso y aleccionador a más no poder. Gracias por la aportación
Muy bueno, me ha encantado Mar.
Fabuloso homenaje a todas esas personas que encontraron la inspiración en la soledad. Me siento totalmente identificado con ellos y agradecido por estas referencias que son motivación para el día a día.
Eccellente articolo, compliments!
[…] creativos, pero este es el primer paso para poder valorar las bondades de la soledad. Aquí el ENLACE donde podrás conocer a personas creativas gracias a su […]
No creo que la creatividad tenga o no tenga que ver con la soledad.
Julio Cortázar escribía en un café, JameJoyce escribió parte de»Ulises» en el Davy Byrnes (una taberna de Dublín), y hay muchos más ejemplos, y en otras disciplinas, no sólo en la literatura.
El silencio que permite la soledad, una de cuyas características es desconocer el tiempo permiten encontrar sentidos; complementado ello con las imágenes, hacen de este libro el ejemplo perfecto de cómo la creatividad se manifiesta en esquemas que se visualizan y se plasmanen pinturas, dibujos, etc.
como puedo obtener un ejemplar de este trabajo que promete mucho para aprender ?
La verdad es que me encantó el artículo. Es que siento que es así, que la soledad hace bien, y permite pensar, Soy madre de hijos de veintipico, con marido silencioso. Mi trabajo que implica hablar, y cuando llega el día viernes quiero paz, estar sola, ni salir de la casa! A dibujar! Escribir! Sentarse como la niña en Finlandia, a pensar! Pero es lamentablemente extraño, en nuestros días.
[…] en torno a la soledad de los creador Mar Abad en la revista Yorokobu y utilizaba las páginas de este cómic como hilo argumental. “La soledad es un buen momento para […]
[…] aburrimiento y la soledad son 2 elementos esenciales para tener ideas […]