Como es sobradamente conocido, todos los proyectos nacen ante una ronda de cervezas. El norte funciona a otro ritmo. No es mejor ni es peor. Es otro. El hecho diferencial. Ya saben.
Solidarters nació ante unas anchoas del Cantábrico y no, Revilla, no estaba allí. «Nos pusimos a darle vueltas a la idea de vincular nuestro conocimiento de la empresa con el mundo del arte. Quisimos acercar el mundo del arte y la cultura a todo el mundo y no solo a unos «escogidos»». Lo explica Saioa Eibar, una de las fundadoras del proyecto junto a Gustavo Socorro, Milegny Castro, Iñaki del Olmo y Jordi Albareda.
Solidarters es una comunidad web «abierta y libre en la que pretendemos impulsar y difundir arte en todas sus categorías», cuenta Eibar. El espacio se ha configurado para la colisión de creadores y consumidores de arte, para que la creación sea un hecho cotidiano y esté, económicamente, al alcance de cualquiera.
La plataforma ha querido apoyarse en tres patas. La artística, ya es básicamente una galería y tienda de arte en sus diferentes formas; la empresarial, con la base que ya traían sus fundadores desde sus anteriores iniciativas; y la social, ya que Solidarters destina obligatoriamente un porcentaje de la venta de cada obra a iniciativas solidarias y ONG. «Pensamos que una empresa no tiene que generar solo beneficios propios sino también generarlos en el entorno en el que se mueve. Generar riqueza en el entorno es una responsabilidad que tenemos todos los emprendedores», señala la confundadora de la plataforma.
El proyecto se encuentra aún en fase beta y de captación de catálogo. Dice Saioa Eibar que lo que tratan de ofrecer a los artista es, además, de una mayor posibilidad de monetización de su obra, una visión social de su obra. «El tema social está ahí, más como principio de empresa que como «gancho» para artistas y clientes. No queremos engañar a nadie, no somos una ONG; somos una empresa comprometida socialmente con el entorno».
El reparto de la venta de cada obra se organiza de la siguiente manera: un 10%, como contábamos, para Solidarters. Del 90% restante, es el autor el que decide cuánto va a la ONG de su elección y cuánto va a su propia cuenta corriente. «Consideramos que el mínimo aceptable es un 5% para fines sociales, explica Eibar. «En cuanto a los precios también son muy variados. Aunque la mayoría de nuestros creadores pretenden vivir del arte, no inflan los precios y como nuestro margen no es muy alto, no generamos ninguna burbuja. Pretendemos que el arte sea accesible también económicamente».
La plataforma cuenta actualmente con 150 artistas, 200 usuarios y 20 proyectos sociales.
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