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«Transformar la sociedad pasa por integrar la cultura en la educación»

Sonia Mulero

Sonia Mulero lleva toda una vida vinculada al impacto social. Con una trayectoria sólida en la gestión de entidades sin ánimo de lucro, el impulso del talento joven y el emprendimiento tecnológico, hoy lidera con determinación la Fundación Banco Sabadell. Su compromiso la ha situado entre las Top 100 mujeres líderes de España en la categoría del tercer sector.

La Fundación Banco Sabadell lleva años apostando por la cultura contemporánea. ¿Cómo defines hoy su papel en el ecosistema cultural español?

La cultura siempre ha sido parte del ADN de la fundación y del propio Banco Sabadell, que custodia una de las colecciones de arte más importantes del país. Desde nuestros inicios, hemos promovido proyectos culturales de referencia como la Orquestra Simfònica del Vallès, la Ópera de Sabadell y la Fundació Òpera Catalunya. Hoy seguimos avanzando con un enfoque más innovador y transformador. Apostamos por proyectos como LABThyssen, junto al museo Thyssen, para apoyar a jóvenes artistas y acercar al museo público joven; Ànima Lliure, donde el teatro se convierte en una vía de inclusión a través de la neurodivergencia, o el programa de emprendimiento social, junto a la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Queremos ser un motor que haga avanzar el sistema cultural, y lo estamos consiguiendo.

¿Qué tipo de talento queréis potenciar desde la fundación?

Nuestro foco está en el talento joven. Más del 60% del presupuesto lo destinamos a esta prioridad. Pero no se trata solo de financiación, sino de abrir puertas. De influir para que las instituciones integren a los jóvenes en su visión estratégica. Ejemplos como Espai 13 de la Fundació Miró demuestran cómo el arte emergente puede encontrar espacios de visibilidad, experimentación y profesionalización.

¿Qué criterios valoráis a la hora de seleccionar los proyectos?

Buscamos iniciativas con potencial transformador. Nos interesa su capacidad de generar cambio sistémico, su vínculo con el territorio y el patrimonio local, su contribución real al tejido cultural. Y, por supuesto, su compromiso con el talento joven. En definitiva, apoyamos proyectos con alma, que entienden la cultura como motor de cambio.

«La cultura educa, libera e inspira»

En los últimos años hemos visto una oleada de jóvenes creadores con propuestas muy personales. ¿Crees que están cambiando la forma de hacer cultura?

La cultura siempre ha sido disruptiva. Lo que ocurre ahora es que, gracias a la tecnología y a las redes, esas voces tienen mayor alcance. El arte ha sido históricamente una vía de innovación, de cohesión y de denuncia, pero no siempre tuvo los canales adecuados. Hoy los jóvenes los están utilizando con inteligencia. Por eso es vital integrar el arte y la creatividad como parte fundamental del sistema educativo. La cultura educa, libera e inspira.

¿Cuáles son los principales retos que enfrenta hoy el sector cultural?

Detectamos cinco grandes desafíos. El primero, reivindicar la cultura como derecho y no como ornamento. Después, medir su impacto real para poder defender su valor, reducir la excesiva burocracia y promover la flexibilidad y la colaboración. Por último, lograr más financiación. Desde la fundación trabajamos para allanar este camino, actuando como conector entre agentes, impulsando proyectos que lo transformen desde dentro.

Una de vuestras fortalezas es generar vínculos entre instituciones, artistas y sociedad. ¿Cómo se construyen esas conexiones?

Hemos creado el concepto de comunidad uniendo públicos diversos en encuentros que generan colaboración real. SumArte es un buen ejemplo: de una jornada nacieron tres proyectos de tres entidades que fueron capaces de cocrear proyectos culturales en beneficio de la sociedad. No creemos en trabajar en compartimentos estancos, nuestra misión es ser catalizadores de alianzas y corresponsabilidad.

¿Cómo se conjuga la creación artística con una fundación de origen bancario?

Gracias a una visión compartida. Josep Oliu, presidente del banco y de la fundación, y Miquel Molins, teórico del arte y expresidente de la fundación, entendieron que el banco debía tener una identidad culta, sensible y valiosa para la sociedad. De esa reflexión nace el enfoque que hoy seguimos: apoyar la cultura no solo como valor simbólico, sino como una inversión en la evolución colectiva.

«Las mujeres aportamos una forma de liderar conectada con el propósito, con el cuidado, con la escucha»

Hablemos de diversidad. A pesar de que las mujeres son mayoría en Bellas Artes, siguen siendo minoría en puestos de dirección. ¿Qué opinas?

Es un dato que duele. Nos obliga a actuar con más decisión. Desde la fundación estamos comprometidos con la equidad, no desde el discurso, sino desde la acción. Apoyamos a mujeres artistas y líderes culturales, como con el proyecto Ànima Lliure. Pero aún queda camino. El reto es claro: visibilizar, empoderar y acompañar a más mujeres en espacios de decisión cultural.

Más allá de los números, ¿qué aporta una mirada femenina a la cultura?

Una mirada sensible, con vocación de servicio, capaz de poner en el centro lo humano y lo transformador. Las mujeres aportamos una forma de liderar conectada con el propósito, con el cuidado, con la escucha. Esa visión es esencial para una cultura más inclusiva, innovadora y alineada con los desafíos actuales.

¿Qué te gustaría impulsar próximamente?

Queremos llevar la cultura al sistema educativo con más fuerza. No como asignatura decorativa, sino como herramienta formativa y de desarrollo personal. Practicar arte es practicar pensamiento crítico, empatía, creatividad y libertad. Y eso es clave para cualquier disciplina y para cualquier sociedad que aspire a evolucionar.

¿Cómo imaginas el futuro de la fundación?

Seguiremos activando redes de colaboración, fomentando la cocreación, escuchando al sector y apoyando a quienes están haciendo cosas valientes. Nuestro rol es el de facilitadores, conectores y promotores. Queremos seguir siendo útiles, relevantes y transformadores.

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