Categorías
Ideas

¡Observa las constelaciones de descapotables!

Hablábamos la semana pasada de Elon Musk y la colonización de Marte. Sin darnos tiempo ni de decir «chisgarabís», el bueno de Elon estaba ya lanzando un cohete de tamaño de Wisconsin al espacio exterior.

Entre los objetivos de la misión se encontraba la puesta en órbita de un astronauta. De un astronauta de pega. De un astronauta de pega a bordo de un coche. De un astronauta de pega a bordo del propio coche de Elon Musk, de su propio Tesla. ¿Cómo se te queda el cuerpo?

Básicamente, el bueno de Musk se ha sacado el pene, lo ha puesto encima de la mesa y ha retado al resto de machitos que hacen cosas para ver si alguien la tiene más grande. Es posible que alguien la tenga más grande pero es muy complicado que alguien goce de mejor humor que un tío que lanza al espacio a un maniquí al volante de un coche.

Al mismo tiempo, la agencia espacial japonesa se dedicaba a lanzar al vacío el menor cohete que nunca ha puesto un satélite en órbita. Pero bueno, dónde vas a comparar el cohete más pequeño con el puñetero mayor cohete que se ha lanzado nunca. ¡Mierda pa’ Japón!

«Ground control to Tesla car».

El indiscutible éxito de Musk ha espoleado a los adalides de la inversión privada en un cruzada para otorgar al liberalismo el mérito de la hazaña. Elon, el emprendedor. Elon, el hombre que no necesita estados. Elon, el mesías que nos hará alcanzar el futuro.

Que Elon es un figura, es algo que tiene un debate complicado, pero acerca de lo demás, hay quien mantienen diferentes visiones. ¿Debe el dinero público destinarse a financiar la carrera espacial? ¿Es la NASA quien tiene que hacer los cohetes y no Elon y su crew? Abrimos Twitter.

Vamos a coger como ejemplo a este chaval llamado Mishal Kennedy. No por nada, PERO LE HA ‘TOCAO’. Dice Kennedy que «SpaceX (una empresa privada) ha hecho en una década lo que la NASA (una organización gubernamental) no ha podido en 30 o 40 años. Eso debería daros algo de perspectiva acerca de la utilidad del gobierno en oposición al libre mercado».

Vale, es un poco churramen coger a un fulano que dice tonterías acerca de cohetes y libre mercado pero, como decíamos, LE HA ‘TOCAO’ conducirnos hasta el quid de la cuestión.

https://twitter.com/Shine_McShine/status/960991527471337472

No es una cuestión de llegar a Marte o de tocar otra vez la Luna para ver si vive allí Jesús Gil.

https://twitter.com/Shine_McShine/status/961193470374400000

https://twitter.com/Shine_McShine/status/961193472131727367

Explorar el espacio no es necesariamente rentable. Por eso, la especie humana (madre mía como se llena la boca al decirlo) no puede esperar a que un inversor responsable decida que es el momento de investigar. Hay que hacerlo porque es correcto y necesario, no porque pueda dar beneficios en el futuro.

Con todo, Elon, olé por ti y tu iniciativa, pero hazte así, que tienes caspa mesiánica en los hombros.

«Oye, Elon, zagal, déjame de Don’t Panic y vamos a ver Twitter».

Por cierto, que todas estas luces no nos hagan olvidar lo importante: despedirnos de John Mahoney, conocido en la ficción como Martin Crane, padre de Frasier y Niles Crane. Mahoney ha muerto esta semana a los 77 años, algo con mucho mérito para una persona que parecía tener 85 hace 20 años. Martin has left the building.

https://twitter.com/KelseyGrammer/status/961302172389355520

Aquí van cuatro piezas para que disfrutes del fin de semana


El Piensódromo es una newsletter que enviamos cada viernes con unas cuantas sugerencias de lectura para el fin de semana. Organizamos esos enlaces en forma de historia porque hacerlo en forma evangelio es mucho más farragoso. Si quieres recibir este email cada viernes, puedes darte de alta en este sencillo formulario.

https://www.youtube.com/watch?v=5SSDTx_b2b8

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

Salir de la versión móvil