«No soy mejor que nadie, solo entreno como el diablo». Para no considerarse mejor que nadie, Ueli Steck lo disimula muy bien. Un buen día, el alpinista suizo decidió que la mejor manera de alcanzar las cumbres era haciéndolo lo más rápido posible. Así, consigue pulverizar records de escalada hasta hacerlos casi imbatible.
Lo natural cuando uno se juega la vida -y cuando se sale a la practicar alpinismo, eso ocurre cada vez-, es andar con pies de plomo. Encuentro una ruta favorable, busco puntos de sujección fiables y no me precipito nunca.
Steck optó por echar a correr. En el año 2008, logró coronar el Eiger, por su durísima cara norte, en 2 horas y 47 minutos. Para que se hagan una idea, el record anterior fijado por alguien distinto al suizo estaba en 4 horas y 40 minutos y se había batido en 2003.
Como no todo es correr en esta vida, y menos a la hora de comer, paren un momento a saber algo más del más rápido escalador del mundo.
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