Jorge Sierra unta mermelada sobre su tostada mientras piensa la respuesta. Segundos después, explica: «En una conferencia que di en Sevilla tras regresar de mi vuelta al mundo me preguntaron algo que no había dejado de oír desde mi regreso: “¿Tú crees que esa misma hospitalidad de la que hablas sería posible en España?”. Claro, ¿por qué no? Si me pasó en 58 países, cómo no iba a ser posible aquí».
Así fue como surgió la idea para grabar una serie sobre la hospitalidad en España: de la incredulidad de sus propios habitantes.
La mirada de Jorge Sierra es como la de un sadhu en los ghats Varanasi. Es posible que las rastas que se agrupan en lo alto de su cabeza en armónico desorden ayuden a construir esta imagen, pero, aun así, los ojos de este coruñés de 35 años encierran una tranquilidad vestida de sabiduría similar a la de los ascetas hindús.
Sierra decidió comenzar el viaje de su vida en 2008 a bordo de Naranjito, un Citroen 2 CV color naranja clementina. Con él recorrió más de medio planeta durante cuatro años, aventura de la cual nació una serie documental de 16 episodios, Naranjito y yo, que mostró en su canal de Youtube y que a punto estuvo de aparecer en varias televisiones, incluida RTVE.
«Las televisiones rechazaron mi proyecto en aquel momento porque estaba grabado en cuatro tercios en formato SD», cuenta Jorge Sierra a Yorokobu.
«Mi propuesta llegó demasiado pronto porque ahora el formato da igual. De hecho, se exige mezclar diferentes tipos. Esto es así gracias a Youtube, que ha roto muchos moldes».
Pese a no ser aceptado en televisión, Naranjito y yo ha traído sus frutos: la publicación de su primer libro, Los pájaros de mi cabeza, y un nuevo proyecto audiovisual: Surfeando sofás.
Televisión Española siguió interesada en trabajar con Sierra y ahí fue cuando surgió el proyecto para la plataforma Playz. «Playz es muy nueva y decidió apostar por mí dándome un presupuesto para hacer un viaje de mes y medio por España», apunta el coruñés. El objetivo era claro: 10 episodios de 10 minutos de duración con un formato cercano a Youtube pero «bien hecho».
Como explica Sierra, «Youtube ha acabado con muchos prejuicios audiovisuales y permite jugar con el espectador. Playz quería una serie dirigida a un público joven, pero con una realización de calidad».
Entre el borboteo de la cafetera y el barullo ambiente del bar, Sierra explica, a pocos metros de su casa, en el barrio madrileño de Chamberí, que uno de los prejuicios que ha roto durante este viaje ha sido, precisamente, el de los youtubers.
«Antes de empezar con la serie yo nunca había consumido Youtube. Pensaba que eran niños que jugaban a videojuegos y decían gilipolleces. Cuando en Playz me dijeron que querían formato Youtube, me puse a investigar y descubrí a gente que hace cosas geniales».
Así fue como Sierra contactó con Chusita, una famosa youtuber española a la que solicitó alojarse en su casa en algún momento durante la serie. «Yo no conocía a Chusita ni ella me conocía a mí, pero aceptó desde el principio. Estando en su casa pude conocer más a fondo la vida de un youtuber».
La forma elegida por Sierra para mostrar la hospitalidad de España –y que da nombre a la serie– es similar a la de la web de alojamiento colaborativo Couchsurfing, de la cual él se desmarca.
«La verdad es que Couchsurfing no me gusta mucho. He tenido algunas experiencias malas. Prefiero improvisar. Me gusta conocer a alguien por la calle, sonreírle, tomar un café y que surja la comunicación y la oportunidad. Es más frío mandar un correo electrónico».
Aun así, debido a la presión de grabar 10 capítulos en mes y medio, Sierra se vio obligado a programar con antelación y a llamar a todos los que serían sus anfitriones. Uno de los más sorprendentes y con el que da comienzo la serie es el músico español Iván Ferreiro.
«Iván es un tío de putísima madre. Desde el primer momento en que le escribí aceptó encantado. Pero no solo eso. Cuando llegué a su casa, me puse malísimo con una infección respiratoria. Iván y su novia, Noa, me estuvieron cuidando durante la noche mientras agonizaba con 39 grados en su sofá».
«A la mañana siguiente grabé la entrevista como pude y me volví a Madrid. Tuvimos que retrasar la grabación de la serie».
Pese a la presencia de Ivan Ferreiro, Sierra explica que la mayoría de los que aparecen en la serie no son gente conocida. «Antes de empezar el proyecto, publiqué en mi página de Facebook que iba a hacer un viaje por España y pregunté si alguien querría compartir su casa para alojarme. Hubo mucha gente que respondió encantada».
Incluso con esa programación previa, la improvisación de Jorge Sierra se ve durante la serie en los momentos en los que se deja sorprender por la ruta. «Yo no soy un presentador o un actor, ni siquiera soy gracioso», explica.
«Cuando hablo a cámara no está guionizado. Grabar esta serie para un cliente fue una experiencia nueva y traté de llevármelo a mi terreno, a improvisar, a emocionar y generar empatía a través de lo inesperado. Me interesa cómo influye el mundo en mí y cómo influyo yo y mi viaje en el mundo».
Pese al éxito de su web-serie junto a Naranjito, Sierra es realista y confiesa que «Internet es un problema: no te ve nadie salvo que metas publicidad o seas famoso».
«Playz es muy joven y podría haber elegido a gente como Rubius y crear contenido con ellos. Pero no. Decidió confiar en mí y en el proyecto que les propuse. Eso es un abrazo y una gran alegría, pero no solo para mí. La televisión pública tiene otras responsabilidades, no solo fijarse en las visualizaciones. El espectador no es el único que manda».
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