Los lobos de mar, ya sea en forma de marineros o de aficionados a los deportes acuáticos, son testigos de primera línea de la contaminación de los mares. Dos surfistas australianos han decidido no quedarse en meros observadores, y actuar. Han creado un aparato que limpia los océanos y, como dicen ellos, los mantiene «recogidos» sin generar un impacto negativo en el ecosistema. Se llama The Seabin Project, y han venido a probarlo, desde el otro lado del mundo, hasta los puertos deportivos de las islas Baleares.
Andrew Turton y Pete Ceglinski son dos rubios australianos amantes del mar, de las olas y del surf. En sus salidas, sufrían viendo cómo la cantidad de basura que encontraban en el agua iba en aumento y que muchos animales acuáticos morían como consecuencia. Hace cinco años decidieron dejar sus trabajos y poner en marcha una solución para combatir y erradicar los millones de toneladas de desechos que ahogan los mares. Constructor de barcos uno e ingeniero industrial el otro, diseñaron Seabin: un dispositivo capaz de limpiar el agua de una manera simple y eficaz.
¿Cómo funciona su invento? Básicamente se traga todo lo que lo que flote. Está pensado para ser instalado en puertos, conectado a un muelle por un tubo con una bomba de agua. Cuenta con una apertura superior que se encuentra alineada con la superficie del agua; de este modo, el líquido y todo lo que flote ingresa en el interior de Seabin gracias a la succión que ejerce la bomba. Dentro hay una malla que atrapa los deshechos sólidos mientras el agua sigue fluyendo y vuelve al mar limpia. Como un filtro. Cuando la red se llena se cambia y la basura se deposita en el lugar apropiado.
Con el primer prototipo, Andrew y Pete cruzaron medio mundo e instalaron el centro neurálgico de The Seabin Project en Palma de Mallorca, atraídos por la alta concentración de clubes náuticos y por su localización estratégica con respecto a Europa. En la isla encontraron el lugar perfecto para testar su invento y continuar desarrollándolo. Una vez superada esta fase, los dos socios estaban preparados para llevar el proyecto a un siguiente nivel pero necesitaban más recursos. Decidieron lanzar una campaña de crowdfunding. En los tres primeros días lograron recaudar 34.000 dólares; a su término habían reunido un total de 267.667 dólares, casi 18.000 más de lo que habían pensado inicialmente.
Ahora los australianos se centran en la producción del dispositivo. Su objetivo es tener 50 unidades para finales de 2016. En paralelo organizan actividades de educación medioambiental, sobre todo para niños. Para que sepan lo importante que es cuidar del mar y de los seres que lo habitan.
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