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Sylvie Facon, la diseñadora que Tim Burton debería conocer

Sylvie Facon llegó a la librería de un amigo. Se paró ante una estantería de libros viejos y le dijo que le parecían bonitos. Probablemente ningún cliente le había dicho antes lo que ella añadió: «Son tan hermosos que algún día haré un vestido con ellos». Para él, en cambio, ese día habían dejado de tener valor. «Pues acaba de tasarlos un experto y, puede que sean bonitos, pero lo cierto es que no valen nada. Si a ti te sirven…», respondió.

Ella se llevó los libros a casa y, después de 300 horas y de varias dificultades técnicas que le hicieron dudar, tenía un nuevo vestido que más bien parecía una biblioteca antigua.

«Lo puse en Facebook, donde publico un vestido y un texto cada mes y medio o dos meses, e inmediatamente recibí reacciones. Estaba gustando mucho. Alguien que tiene un sitio de moda steampunk lo compartió y allí fue una auténtica explosión», cuenta Facon a Yorokobu.

Cuesta imaginar, hasta que ella misma lo dice, que nunca le interesó la costura. Esta diseñadora francesa solo buscaba una forma original de seguir expresándose a través de la pintura. Las mujeres que protagonizaban los cuadros prerrafaelitas eran sus referentes. Y también le gustaban los corsés. «Entonces me dije que el busto femenino podía reemplazar el lienzo de un pintor», cuenta.

Su formación no tenía nada que ver con los vestidos deslumbrantes a los que dedica su tiempo. Estudió tecnología y trabajo social. Después de 30 años como trabajadora social, aprendió a coser en 1998. Entonces la ropa solo ocupaba su tiempo libre, pero a partir de 2009 empezó a dedicarse plenamente a sus creaciones.

Cuando compartió el vestido hecho a base de libros antiguos, leyó por primera vez la palabra steampunk. Aquel descubrimiento la motivó tanto que recordó que disponía de otros objetos que le permitirían dar a sus vestidos un toque retrofuturista. «Y de repente, tenía un viejo violín que dormía, así que pensé que haría otro vestido steampunk», recuerda.

A la diseñadora, tanto los libros como los violines solo le parecen meros elementos que forman parte del vestido, «que lo mejoran o giran en torno a él». Dice que «el objeto es el vestido y todo debe conformar una escena poética. Ese elemento solo es un punto de partida para la reflexión de cada vestido. Ocupa un lugar, nada más».

Dice Facon que a ella le inspira todo, especialmente, la naturaleza. Piensa el concepto, hace un boceto, busca los materiales y hace el vestido. Su proceso creativo es sencillo y no tiene manías a la hora de trabajar ni rituales de ningún tipo. Solo necesita calma y soledad.

Aunque en algunos momentos tuvo con ella a alguien en prácticas, ahora mismo prefiere trabajar sola. «Necesito estar sola en el taller. Sola o con los gatos ronroneando al rededor», matiza. Aunque reconoce que «siempre hay un gran trabajo detrás que no se puede ni adivinar».

Su mayor motivación es la universalidad de las emociones que trata de transmitir a través de sus creaciones y que, a juzgar por los mensajes que recibe, cumplen su objetivo:

«Mi placer está en todas las fases del vestido: imaginar, concebir, dejar mensajes y verlo bien terminado. Soy muy apasionada, cada vez más, probablemente gracias a los mensajes que recibo de tantos países. Veo que sean cuales sean las nacionalidades, las emociones siempre son las mismas y eso me motivan mucho».

«No hay ningún material que cree el efecto ‘cuento de hadas’, es la forma en que un conjunto de materiales está íntimamente ensamblado lo que crea este efecto», aclara la diseñadora. El amor, la pasión, la técnica y muchas horas de trabajo, dice, son los principales componentes de sus creaciones.

Pero todo depende de la elección de esos elementos (porcelana vieja, paja y mimbre, entre otros) que, aunque para ella son satélites, es lo que convierte sus obras en vestidos que parecen sacados de una película de Tim Burton: «Si  los elementos son hermosos, apenas necesitas saber juntarlos. Es una garantía de éxito».

Para lograr ese efecto, cuenta Facon, es preciso mirar. Mirar mucho y entregarse a lo que se mira hasta darle forma: «Para que un vestido sea conmovedor, mágico, tienes que mirarlo mucho tiempo y trabajarlo con todo aquello que eres profundamente tú misma».

Lo que hace especiales los vestidos de Sylvie Facon no es solamente su estética, sino la historia que todos ellos cuentan. Una de sus últimas creaciones es un homenaje a Arrás, una ciudad francesa de medieval, donde vive. El vestido contiene detalles bordados que representan los edificios y esculturas más emblemáticos de la localidad. Con ello, ha ideado una nueva forma de promocionar un lugar querido a través de la tela, los hilos y el cuerpo.

 

Por Virginia Mendoza

Periodista y antropóloga. Autora del libro 'Heridas del viento. Crónicas armenias con manchas de jugo de granada'. Empecé a escribir en los márgenes de los prospectos. Ahora en Yorokobu.

2 respuestas a «Sylvie Facon, la diseñadora que Tim Burton debería conocer»

Informandome en una conferencia de Paloma Navares pionera en envoltorios de obras de arte..Comentó la existencia de una tribu ddonde las mujeres utilizaban códigos y lenguaje entre ellas para aprender .
Al ver el reportaje de las cubiertas de los libros me he acordado de éllas.
Tengo que visionar cuando cuelguen el video en Museo thyssen para confirmar y saber más,creo que dijo que la exposición se hizo en San Sebastián.

Las creaciones que realiza Sylvie Facon son espectaculares. Descubrí el vestido con el corset steampunk realizado con libros antiguos en Facebook, ya que tuvo mucha repercusión. Desde entonces la sigo. El vestido del caballero cabalgando por el bosque es precioso.
Adoro el trabajo de esta mujer.

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