Al entrar en el Museo de la Tolerancia de Los Ángeles te recibe una sala de exposiciones interactivas concebida para poner frente al espejo a quienes solemos excluir.
En ella aparecen los blancos habituales de la discriminación (personas negras, mujeres, judíos, homosexuales), pero también otros menos obvios: personas con sobrepeso, de baja estatura, mujeres rubias, personas con discapacidad… Un vídeo muestra la amplitud del catálogo de prejuicios humanos, con la intención de demostrar que nadie está del todo libre de ellos. Después, el recorrido te conduce hacia dos puertas: una con el letrero «prejuicios» y otra con el de «sin prejuicios». Esta última permanece cerrada con llave, por si alguien aún dudara, algo que de vez en cuando ocurre.