¿Cómo llamáis en tu barrio al bazar o al colmado de la esquina? Por casualidad, ¿os referís a él como el chino? ¿Te has preguntado alguna vez por qué solemos llamar así a este tipo de establecimientos? Laia Sánchez y Àlex Porras, dos estudiantes de Brother Barcelona, si lo han hecho.
Esta cuestión, de hecho, fue el origen de su cruzada contra los mircorracismos cotidianos. La historia comienza con un brief de su escuela en el que se pedía a los alumnos encontrar un problema social y plantear una posible solución. Laia y Àlex detectaron estos episodios de xenofobia de barrio, esas expresiones tan arraigadas en nuestra cultura como el pan con tomate.
Pero en lugar de buscar respuestas en un aula, eligieron la calle como campo de batalla urbano. Así comenzaron a colgar carteles por toda Barcelona para desafiar esos términos racistas que, sin darnos cuenta, se han vuelto parte de nuestro lenguaje cotidiano.
¿Ejemplo número uno? Llamar al bazar de la esquina «el chino» o «el paqui». Lo mismo pasa cuando te vas a hacer las uñas a «la china», o cuando vas a la frutería de «el indio».
Lo que proponen en su lugar es resaltar el nombre de los propietarios de los negocios para que los vecinos se lo aprendan (como ocurría con el tendero del barrio de toda la vida) y acabar así con la costumbre de llamarlos por su origen étnico. Nació, de esta manera, Tengo Nombre, una iniciativa que no solo trata de denunciar una práctica, sino también proponer soluciones para cambiarla.
Además, crearon una cuenta de Instagram, @tengonombre_, y entonces, ¡bum!, la viralidad hizo su trabajo. En pocos días consiguieron más de 9.000 seguidores. El hastag #tengonombre está haciendo todo lo demás, esto es, lograr que la iniciativa viaje a cualquier rincón del mundo donde haga falta que alguien reivindique su nombre.