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Tetera&Kiwi: la caja de los tesoros de Granada

Cuando somos pequeños no tenemos conciencia de cuáles son las cosas más caras, sino solamente de las que tienen más valor para nosotros. Esa magia se esfuma con el tiempo, desafortunadamente, pero mientras dura tendemos a guardar aquello que consideramos un tesoro lejos de la mirada de otros, lejos de la ostentación que tanto se practicará después. Guardamos lo que amamos en cajitas pequeñas y, cada vez que las abrimos, se despliega ante nosotros una nueva historia, una nueva fantasía que nos mantiene firmemente asidos a la niñez. En Tetera & Kiwi ya son adultos, pero han convertido su forma de ganarse el pan en esa caja mágica llena de cosas bellas y valiosas.

Antonio J. Luque e Irene J. Sobreviela (ninguno es familia de Jota, el granadino universal, a pesar de las iniciales intermedias) se conocieron en el cine. No en la última fila de una sala, que es donde ocurren las cosas del amor, sino formándose y haciéndolo (al cine, me refiero). Su proyecto de vida en común incluía un horizonte laboral conjunto y Tetera&Kiwi nació como una productora de vídeo alérgica a convencionalismos.

Su sede era virtual, online, pero se dieron cuenta de que para crecer no podían estar encerrados en la cueva. «Debíamos estar cara al público, porque sí, la web puede funcionar para conseguir algún trabajito, pero no llegas a todo el mundo y el boca a oreja se acaba pronto entre tus amigos», explica Sobreviela.

Buscaron un local y se plantaron en la calle Tablas, en pleno corazón de la capital granadina, tras un fugaz previo paso por otro local cercano. Sobreviela y Luque pensaron en cómo es la oficina de una productora al uso: «paredes frías con un par de pósters de películas clásicas para dar imagen de cultos y un bidón de agua». Eso es exactamente lo que no querían. «Nuestro amor por la ilustración y el cómic viene de lejos. Decidimos llenar nuestras paredes de ilustración y color. Al fin y al cabo nuestro trabajo como productora es visual. ¿Por qué no atraer al público de una manera visual?», explican.

Además, se dieron cuenta de que en Granada había una necesidad por cubrir. «Aquí hay muy buenas galerías, pero todas se enfocan a un clasicismo del que nosotros pretendíamos huir. Queríamos hacer el concepto de galería accesible a todos», cuenta Luque. Así se encontraron con una productora que era, a su vez, una galería enfocada a buscar artistas cuya visión de la creatividad se acerca a la suya.

[pullquote]Todo lo que hacemos tiene olorcito a cine y un 35% más de amor que en la competencia. Si encuentra una oferta mayor de cariño, le mejoramos la nuestra.[/pullquote]

A pesar de que ninguno es de Granada, encontraron allí el caldo de cultivo perfecto para dar salida al proyecto. «Tiene las ventajas culturales de una ciudad donde el vaivén de gente la enriquece y la transforma a cada año». Han hecho de la diplomacia cultural un recurso más y mantienen fructífera relación con la Facultad de Bellas Artes, las escuelas de diseño y estudios de animación como Kandor. Además, como buenos vecinos, necesitan llevarse bien con propuestas cercanas como Discos Bora Bora, Subterránea o Entrópiqa, una marca que crea productos a partir de materiales de desecho.

La creación de este pequeño ecosistema cultural se completa con el trasiego de los destinatarios de esta democratización del arte que proponen Luque y Sobreviela. Ellos están encantados de que su trabajo se vea interrumpido por el murmullo urbano. «Disfrutamos viendo cómo se divierte el público observando detenidamente los cuadros. Tienen además la oportunidad de conocer y adquirir obras de artistas que parecen no tener sitio dentro del recorrido de las galerías pero que son increíbles. Y lo cierto es que no entorpece nuestro trabajo como productora. Todo lo contrario, lo enriquece».

¡Han vuelto!

La exposición actual de Tetera&Kiwi llega casi por aclamación popular. «Recibíamos tantas peticiones para exponer en nuestra sala que decidimos hacer una colectiva para celebrar la vuelta de las vacaciones», señalan Antonio e Irene. Han Vuelto, que estará al alcance de los visitantes hasta el 17 de octubre, es un recorrido que establece una relación visual entre la complicada situación económica y social con la iconografía alienígena de los cómics pulp. «Con todos jodidos, sin un duro y con poca esperanza y sin tener claro que va a ser de nosotros, quisimos recordar que ‘la verdad está ahí fuera’ y que ‘queremos creer’. Nos pareció un buen tema. Además, aparte de los monos con peto vaquero, pocas cosas llaman más la atención que los alienígenas», declaran.

La inauguración contó con concierto inaugural de chiptune, Game Boy en mano de SkyCstl, e intervención de caligrafitti de Juanjo Rivas con una frase de Phillip K. Dick en el escaparate. «Hay ilustración clásica, digital, fotografía, alguna obra interactiva, unas zapatillas, escultura y amigurumi», dice Sobreviela. La expo, que se puede visitar de manera física y online, cuenta también con un catálogo con las obras pero también con relatos acerca del tema de la convocatoria.

Tetera&Kiwi consiguieron también pringar a unas cuantas bandas para crear una banda sonora en la que hay algunos temas inéditos de grupos como We Are Robots, Copa Turbo, Vasudevah, Pabloskij Supertramp o, en poco tiempo, Aurora.

La muestra responde al objetivo de Tetera&Kiwi como contenedor cultural. Cuentan historias. «Las obras que aquí se exponen no buscan expresar un sentimiento o la belleza. Tienen una narración en ellas», recalcan. Por eso, las suelen plantear de manera temática, por estilos, para responder a un único argumento de storytelling.

Lo que viene por delante

Más allá de sobrevivir en las procelosas aguas de la promoción cultural, quieren centrarse en la creación de videoclips de música. «Es realmente lo que nos gusta, ya que te permite contar una historia, montar un cortometraje, dentro de un producto relacionado con la música».

Además, por mucho que hayan establecido sede física como reclamos para peatones curiosos, son conscientes del potencial que atesora el universo online como fuente de negocio artístico. «Queremos dar la oportunidad con todas las exposiciones que montemos de que seas del lugar que seas puedas verla entera y adquirir una obra si te gusta, sin tener que desplazarte hasta granada para comprarla», dicen Antonio e Irene.

La próxima exposición buceará en el mundo del arte urbano y de la ilimitada cantidad de soportes que pueden servir de base para su desarrollo. «Se centrará en el artista urbano Zana y acercaremos el arte del graffiti al concepto de galería. Podremos encontrar ilustraciones sobre todo tipo de soportes como un contador de la luz, un colador o un motor de agua. Vais a flipar».

Todo este tinglado es, ojo, para decirle a la ciudad de Granada que son capaces de crear vídeos de buena factura y mejor gusto. ¿Se puede hacer de una manera más sencilla? Seguro. Es complicado, eso sí, hacerlo de una forma tan bella y estimulante.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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