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‘The Pioneers’: Cómo proyectar la historia del cine en las páginas de un libro

A primera vista parecen incompatibles. Algo que representa el movimiento, como el cine, no puede ser reproducido en un formato estático, como un libro, sin perder su esencia. Pero si algo comparten uno y otro formato es la magia. Y a ella ha recurrido el equipo de Flipboku para conseguir trasladar el movimiento del cine a las páginas de un libro. Esa magia es el flipbook.

The Pioneers es una colección de 10 flipbooks cinemágicos que rinde homenaje a los primeros directores de cine, y que busca financiación a través de la plataforma Kickstarter. Y lo hace jugando con la misma herramienta que usaron aquellos pioneros: los trucos y las ilusiones ópticas. Los flipbook que componen esta serie no se limitan a reproducir una única escena, sino que, en función de dónde se coloque el pulgar para hacer pasar las páginas a toda velocidad (arriba, en el centro o abajo), pueden verse hasta seis secuencias diferentes en cada cara. Para ello, utilizan una sofisticada técnica de montaje en la encuadernación.

A esto añaden también la realidad aumentada, una herramienta que irá colocada en la faja del librito, con un código que puede escanearse a través de la app Artvive, disponible para iOS y Android. Al abrirse, se accede a un microdocumental de dos minutos de duración como máximo, uno por cada director, en el que se resumirá su vida y obra. De esta manera, logran su segundo objetivo: convertirse en una herramienta didáctica que acerque esos pioneros del cine a las generaciones más jóvenes a través de un formato mucho más atractivo para ellos.

Elegir a los 10 directores que forman esta colección no ha sido sencillo. Detrás hay un arduo proceso de investigación, de revisión de metrajes y de contactar con museos, archivos cinematográficos y productoras de aquí y de allá. Según explica Jossie Malis, animador, diseñador y uno de los fundadores de Flipboku junto a la compositora de música para cine Julie Reier, barajaron una primera lista con 20 artistas. De todos ellos, al final escogieron a aquellos que consideraron imprescindibles para contar la historia desde sus orígenes, lo que se conoce como el precine: ocho hombres (Eadweard Muybridge, Émile Cohl, Georges Méliès, Winsor McCay, Segundo de Chomón —el único español—, Étienne Jules-Marey, los hermanos Lumière y Joseph Plateau) y dos mujeres (Alice Guy-Blaché y Lotte Reineger).

«Tres son anteriores al cine, como Jules-Marey, Muybridge y Plateau, que trabajaron con artefactos. Plateau, en particular, con el fenaquistiscopio y los otros dos con la cronofotografía, técnica muy previa al cine para estudiar y reproducir el movimiento humano y animal». Todo ese material han tenido que convertirlo y readaptarlo en animaciones para poder visualizar el movimiento al pasar el dedo por las páginas del libro. «En el caso de Marey, al tratarse de fotografías sobreexpuestas que captan movimientos en acción, el resultado es sorprendente».

Tras ellos, cuya inclusión en la colección les pareció fundamental para mostrar una línea de tiempo, ya aparecen los demás, algunos más desconocidos, como es el caso del animador francés Émile Cohl, que fue el primero en animar dibujos. O Segundo de Chomón, «que es uno de mis héroes, el primer director español que, para mí, era incluso superior a Méliès por muchas cosas: inventó el travelling, inventó la pixilación, fue uno de los primeros en hacer stop-motion… Fue un pionero de los grandes», comenta Malis.

En ese listado tan apabullantemente masculino, los dos socios quisieron introducir también mujeres, pero se encontraron con un obstáculo. No solo eran muchas menos, sino que la mayoría de los trabajos de estas directoras pioneras se ha perdido. De aquella investigación buscando figuras femeninas en los primeros pasos del cine se quedaron con la alemana Lotte Reiniger y con la francesa Alice Guy-Blaché.

«Lotte Reiniger fue la primera animadora de animación en siluetas, y es muy conocida. Ella hizo una carrera a partir de este estilo y para mí, en lo personal, también es una gran influencia porque yo también soy animador y mi trabajo se inspira mucho en ella», aclara Jossie Malis.

«Pero queríamos meter a más mujeres; investigamos quién más había. Y la otra que estaba era Guy-Blaché, que no era animadora, pero fue la primera directora, y mujer, que dirigió historias narrativas después de los Lumière. Los Lumière hicieron solamente registros cinematográficos, pero ella fue la primera en empezar a contar historias. Y es una gran olvidada de la historia del cine. Nunca tuvo la posición que merecía. Es una mujer que llegó a hacer más de 1.000 películas a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Fundó su propia productora y fue la primera mujer en dirigir actores negros de verdad, no con las caras pintadas. Y estas dos son las únicas mujeres que tenemos porque son las únicas de las que se conserva material».

Elegidos los 10 protagonistas, faltaba ahora otra difícil labor: escoger qué escenas se reproducirían en los flipbooks. Elegir una sola de entre toda la producción de estos pioneros del cine era bastante complicado debido a todo el material que recopilaron. Secuencias de seis segundos que los productores de la colección aún debían comprimir más. «Podríamos hacer una colección de 10 flipbooks para cada artista», bromea Malis.

Podría resumirse el proceso en que siguieron un criterio estético y de relevancia creativa. «En el caso de Guy-Blaché, por ejemplo, hay dos secuencias de diferentes películas donde aborda temas que nadie tocaba en esa época, como el machismo —aclara el diseñador y animador—. Y ella contó historias de cómo intercambiar los roles sexuales en aquella época. Estamos hablando de 1900 y de una película donde los hombres hacen de mujeres y las mujeres hacen de hombres, y se invierten los roles. Hay algunas secuencias de besos un poco violentados en una de las que elegimos para el libro de ella. O de situaciones muy absurdas también, que sacamos de dos fragmentos del mismo cortometraje para darle un poco de continuidad narrativa».

En otras ocasiones la guía fue recoger las escenas más famosas del trabajo de los directores más conocidos, tratando con ello de hacer un pequeño y ajustado resumen de su trabajo. «Y jugamos también con el nivel mecánico, de animación, de fluidez, también, en cuanto al formato flipbook», resume Jossie Malis.

«Creo que el cine, las películas y la magia siempre han estado estrechamente asociados. Los primeros que hicieron cine eran magos», afirmó en una ocasión el director estadounidense Francis Ford Coppola. No le faltaba razón.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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