«Había dos peces jóvenes nadando tranquilamente por un lago. Uno muy plácido de aguas mansas y cristalinas, aunque algo frías, incluso en verano. En estas que los dos peces jóvenes se cruzan con un pez viejo, al que muchos consideraban sabio.
-Buenos días- les dice el pez viejo- ¿Qué tal está el agua hoy?
Tras un instante pensando, los peces jóvenes le contestan casi al unísono:
-Pues está bien.
-Estupendo- replica el pez mayor- pasad un buen día.
-Hasta luego.
Los peces jóvenes siguen nadando un trecho más hacia el centro del lago y, al cabo de un rato, uno de ellos si gira hacia el otro y le pregunta:
-Oye tío, ¿qué es eso del “agua»?»
Así comienza This Is Water, el discurso que David Foster Wallace pronunció en la graduación de Kenyon College en 2005. Y es que, a veces, vivimos tan sumergidos en nosotros mismos que acabamos perdiendo de vista lo que nos rodea. Todo lo que nos rodea. Incluso la propia realidad física.
Así que vamos a hacer un pequeño juego. Vamos abrir los ojos y a prestar atención al lugar donde vivimos. ¿Te has fijado en que la ciudad está llena de mensajes? Señales de tráfico, indicadores en el suelo, carteles anunciadores, luces en los taxis, direcciones en los autobuses, rótulos en las tiendas, letreros luminosos.
Si lo juntamos todo en una nube de lenguaje, parece que la ciudad nos quisiese decir algo. Como si la urbe se comunicase de manera transensorial con sus pequeños pobladores, pero solo unos pocos pudiesen entender el complejo idioma en el que nos habla. Y es que en un mundo en el que más de la mitad de la población vive en ciudades, tiene sentido imaginar algún tipo de dios urbano, un ente omnímodo que se alimenta de los latidos de los coches y los edificios y los parques y las alcantarillas y los miles de millones de personas que respiran cada día en las áreas urbanas.
Pero, ¿y si la ciudad transmitiese en nuestra lengua? ¿Y si nos hablase en un idioma que pudiésemos entender?
Pues eso es lo que lleva haciendo Tim Etchells desde hace ya treinta años. El escritor y artista británico coloca frases singulares, sorprendentes, a veces divertidas, a veces introspectivas, pero siempre reflexivas, en lugares nada convencionales. O mejor dicho, en lugares tan convencionales que nunca esperarías leer esos mensajes allí. Desde tarjetas de felicitación hasta SMS o desde serigrafías en ventanas hasta la superficie de un mapa. Pero donde la obra de Etchells cobra especial relevancia es en su trabajo con letreros luminosos, sobre todo cuando el letrero abandona la cómoda pared de un museo o una galería de arte y coloniza los tejados y los puentes y las fachadas de la ciudad.
Porque entonces la ciudad nos habla y nos habla en un idioma que entendemos. Porque el idioma de la ciudad es nuestro propio idioma. Y a veces no tenemos más remedio que responderla. De respondernos a nosotros mismos.
We Wanted To Be The Sky. 2011
Comisionado para el Festival de Glastonbury y extraído de una canción de Cat Power, el mensaje es tan bello como desesperanzado: «Queríamos ser el cielo».
Please Come Back I Am Sorry. 2008
Un arrepentimiento sincero. Una petición descarnada. ¿Quién la hace? ¿Quién nos pide perdón? ¿Es la propia ciudad? Por favor, vuelve. Siento lo que pasó antes.
Surrender Control. 2001
Una serie de SMS lanzados al aire y recibidos por cualquiera. La ciudad flota entre las ondas y nos pide, nos conmina a que hablemos con extraños. A que miremos a las cosas y no a las personas. A que hagamos algo en el orden equivocado.
Winter Piece. 2010
Dos mensajes en las dos puertas del Winter Gardens Pavillion de Weston-super-Mare, en la costa de Bristol. Una nos hace olvidar las cosas que no podemos recordar. La otra nos recuerda las cosas que nunca podremos olvidar.
Will Be. 2010
El futuro será confuso. Porque el futuro tiene que ser confuso, si no, no sería el futuro. En nuestra mano está que sea un futuro gris o un futuro multicolor.
Revolution. 2010
Y para empezar ese futuro, tienes que tener claro que nunca nunca nunca es tarde para comenzar una revolución. Estés donde estés, incluso en un parque de Norfolk.
Wait Here. 2008
Y si no te ves con fuerzas, si crees que no vas a poder llevar a cabo tú solo tan formidable empresa, no te preocupes. Tú espera aquí, que la ciudad ha ido en busca de ayuda.
End Of Story. 2012
Fin de la historia.
O quizá no. Quizá la historia no acabe ahora. Quizá la historia no acaba nunca. Al menos mientras podamos entrar en su web (http://www.timetchells.com/) y seguir viendo la obra pasada, presente y futura de Tim Etchells.
Nota: todas las fotografías son de Tim Etchells, excepto las indicadas expresamente.
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