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Kreuzberg y la información socioeconómica que nos dan los timbres

Berlín es la capital europea de la gentrificación. Sus particulares circunstancias históricas la proveyeron de una cantidad de espacio libre -viviendas, solares, zonas industriales, locales comerciales- sin equivalente en otras capitales. Un espacio listo para ser aprovechado y reinventado por los berlineses.

Esa dotación de espacio está relacionado con la emergencia de los que Bastian Lange llama ‘culturemprendedores’ -emprendedores de los sectores creativos y culturales- que tienen en común el hecho de protagonizar técnicas de marketing individuales de forma consciente o inconsciente, y alternar entre el subsidio de desempleo, algunos trabajos temporales por proyecto y estructuras flexibles de autoempleo.

Los culturemprendedores ganan protagonismo en un escenario en el que las esferas personales y profesionales se vuelven indivisibles, cuando una gran parte de su retribución se da en ‘estilo de vida’ (premieres y showrooms), y cuando se es absolutamente incapaz de realizar inversiones productivas -de ahí el coworking- y de enfrentarse a gastos imprevistos -como bajas médicas o tener que comprarse unas gafas nuevas- sin ayuda externa. Esas condiciones de trabajo se han ido extendiendo a otros sectores de la economía contemporánea.

Es por esto que los espacios que generan, adaptan y modifican los nuevos berlineses son espacios relacionales de interacción donde los límites se diluyen: competencia y cooperación, intercambio y aislamiento, lo privado y lo público, el trabajo y el ocio; están imbricados. Son espacios que plasman físicamente formas relativamente nuevas de autorganización para ganar acceso a estructuras de poder basadas en conglomerados informales y redes extensivas. Más allá de los espacios para el trabajo y el ocio; la vivienda también era barata y fundamentalmente en alquiler, condición indispensable para la atracción de culturemprendedores.

[pullquote]El número de personas por hogar está relacionado con el estatus económico de sus habitantes, con lo abierto que sea el barrio para los niños o, simplemente, el tamaño de los pisos[/pullquote]

Los mismos factores que explican el atractivo de Berlín son los causantes de un incremento de los costes: la narrativa del trabajo creativo, los flujos turísticos y la promesa hedonista atraen visitantes y residentes del resto de Alemania y del mundo, incrementando los precios y, eventualmente, expulsando a los protagonistas primigenios del cambio. De ahí la afirmación inicial.

En pocos barrios como en Kreuzberg se puede observar mejor la velocidad de ese cambio; nuevos y antiguos habitantes -la mayoría de los cuales llegó tampoco hace tanto- conviven a temporadas en un mercado de alquiler acelerado. Para entender el proceso de cambio podemos simplemente observar la información que nos dan los timbres de las casas, icono de los umbrales y separación clásica entre lo público y lo privado.

La riqueza de esta información es cualitativamente incomparable, pero también podría servir para una evaluación cuantitativa (más actualizada que las encuestas periódicas): ¿qué nombres familiares aparecen con mayor frecuencia? ¿Cual es el origen étnico/nacional de los habitantes? ¿Qué pasa con el número de miembros por vivienda? ¿Los nombres escritos en etiquetas -o la ausencia de ellos- son señales de residencias temporales con fecha de caducidad definida?

La coexistencia de nombres de distinto origen en el mismo edificio puede ser muestra de un proceso de cambio relativamente pacífico, mientras que la perfecta uniformidad estética de los timbres en los edificios reformados por grandes propietarios borra las señales de flexibilidad espacial. El número de personas por hogar está relacionado con el estatus económico de sus habitantes, con lo abierto que sea el barrio para los niños o, simplemente, nos da información sobre el tamaño de los pisos. Los nombres en blanco pueden ser signo de la búsqueda de anonimato, de la pereza, o del vacío. No creo que haya inventado una nueva herramienta de investigación social; pero parece divertido.

Ramon Marrades es economista urbano

 

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