Son feos, grises, con cierto aire de abandono y desidia. No figurarían jamás —ni en sus mejores sueños— en las guías turísticas de Tokio (Japón), pero son los edificios que el artista sueco Christopher Robin Nordstrom elige para reproducir en sus maquetas y que sube a su cuenta de Instagram tokyobuild. «Tokio es un lugar apasionante, y, quizá porque no vivo allí, lo aprecio aún más. Es exótico para mí», afirma.
Nordstrom estudió Bellas Artes en su Suecia natal y es diseñador de muebles. En 2018 viajó a la capital nipona por primera vez, cumpliendo por fin un sueño que tenía desde los 12 años. «Fue un viaje increíble, Tokio era todo y más de lo que podía esperar», rememora. «Me impresionaron todas las pequeñas casas de madera con esa pátina increíble».
Y al regresar a Estocolmo, tuvo una especie de revelación. Quería encontrar un buen pasatiempo, algo que fuera más constructivo y motivador que sentarse frente al televisor cada noche buceando en Netflix. El viaje a la ciudad japonesa estaba aún vivo en sus retinas, así que se dijo «¿por qué no?». «En ese momento decidí que intentaría construir miniaturas de aquellas casas resistentes al tiempo en Tokio».
Además de por la estética particular de los edificios que reproduce, las maquetas de este artista sueco destacan por estar construidas en una escala poco habitual: 1:20. «Quería una escala no comercial para verme obligado a construirlo todo. No puedo hacer trampas y comprar cosas ya hechas para las construcciones». Además, afirma, es fácil de calcular.
Despacio, con paciencia, saboreando cada paso, disfrutando de cada detalle, Nordstrom va modelando cada pieza con absoluta fidelidad hacia el original. Para elegir su modelo, pasea por Tokio a través de Google Street View y elige aquel edificio que le despierta algún tipo de sentimiento. Podría decirse que lo suyo es un amor a primera vista: «En cuanto encuentro un edificio que me habla, hago capturas de pantalla». Ese es el primer paso. «Luego dibujo los planos en Adobe Illustrator basándome en esas fotos. Después, construyo una estructura base con tableros de MDF y por último, empiezo a decorar la caja hasta que se parece a la casa que quiero».
Cualquier material le sirve para sus maquetas, no solo la madera. Plástico estireno, latón… todo lo que le funcione mejor para crear un detalle o una construcción específicos. Por ejemplo, para los aparatos de aire acondicionado, utiliza la técnica del fotograbado en latón de 0,3 mm, la misma que se emplea para hacer las placas de circuitos de los dispositivos electrónicos. «Un método muy bueno si se necesita obtener detalles muy finos», puntualiza. Y si lo que tiene que reproducir son rótulos o luminosos, él mismo diseña y crea sus propias pegatinas, «las mismas que se usan en los kits de plástico para maquetas».
Christopher Nordstrom se siente cómodo en su papel de artesano. En su taller no tiene cabida la prisa. «Personalmente, me gusta el ritmo lento y tedioso, es una parte muy importante del proceso». No sabría decir si el arte contemporáneo peca de premura, pero sí cree que «el péndulo está volviendo a centrarse más en la artesanía lenta». Su opción ha sido bajarse del Hyperloop que tenemos por vida y dejar de mirar el reloj para cultivar la paciencia, algo que también aconseja hacer a las generaciones más jóvenes.
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