Categorías
Ideas YSchool

Traductor simultáneo: Palabra (caló) de Lola Flores

Lola no era gitana, pero defendió a esta raza con todo el poderío que le corría por las venas, y eso, hablando de la Faraona, es mucho aje y mucho lerele.

Normal que en sus coplas se colaran palabras del caló, que es la lengua que hablan los gitanos en España, Francia y Portugal. Quienes pintamos canas conocemos muchas de ellas y damos por hecho que las generaciones posteriores también. Pero haced la prueba y preguntad a vuestros chiquillos de 15 años, por ejemplo, qué es un churumbel. Que os vais a reír lo tengo claro, pero no hagáis sangre. Recordad por qué razón existe este traductor, queridos boomer (entre los que me hallo).

Poneos la bata de cola y el bordado mantón, que vamos a hacer un repaso por tres de las canciones más conocidas de Lola Flores. Porque aquí van cuatro palabrejas que demuestran que boomers y Z pueden ser igual de ignorantes cuando hablamos de la lengua romaní. ¡Al lío!

Parné: «¡Mardito parné, que por su curpita dejaste al gitano que fue tu querer», se lamentaba María de la O en boca de Lola Flores. Y es que el dinero, que eso es lo que es el parné, no da la felicidad (pero ayuda, todo hay que decirlo).

Clisos: Y ya que estamos con María de la O, ¿qué es lo que más recordaba del gitano que fue su querer? Lo mismo en lo que nos fijamos muchas al mirar al churri por primera vez: los ojos.

Undivé: Esta os suena, jóvenes padawans, que ya se ha encargado la Rosalía de ponerla en vuestras boquitas con el Malamente («Aunque no esté bonita la noche, Undivé, voy a salir pa la calle»). Era su guiño a la Faraona, que ya cantó en su famoso Lerele eso de «Vengo del templo de Salomón, traigo las leyes del faraón, me manda Undivé»: Undivé es como los gitanos llaman a Dios. ¡Ay, Undivé!, qué cosas.

Ducas: «Y yo pasándolas ducas si no viene a mi ventana», cantaba la Faraona en Dolores, ay mi Dolores. «Y por más ducas, por más duquelas, de esta pena mía remedio no encuentro», hacía lo propio Rosalía en Reniego. La cosa es sufrir, porque eso son las ducas: las penas, las tribulaciones y los trabajos.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

Salir de la versión móvil