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¿Es el transporte público gratuito una opción para las grandes ciudades?

Ya se eriza el vello del cuerpo al pensar en lo que viene. Falta un año para las elecciones municipales y bastante menos para que comiencen las boutades de campaña y las promesas tragicómicas.

Es inexplicable cómo pudo caer en saco roto una propuesta como la de Antonio Miguel Carmona (candidato a la alcaldía por el PSM), que soñaba con prístina clarividencia con el madrileño común pasando los domingos en el lago de la Casa de Campo jaleando batallas navales. ¿Cómo es posible que no arrasara en las urnas?

Por mucho que lo de las naumaquias pudiera parecer un pasaporte perpetuo a la alcaldía de Madrid, hay propuestas mucho mejores. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se está pensando muy seriamente la gratuidad del transporte público. ¿Una locura? Quizás no.

Como cuenta Citylab, el Ayuntamiento de París ha comenzado a estudiar la viabilidad económica de la medida. El coste anual del servicio es de 6.000 millones de euros anuales, pero desde la institución, afirman que los beneficios podrían ser mayores: un aire más limpio, una amplia reducción del gasto sanitario causado por problemas derivados de la contaminación o un posible aumento de la inversión causada por el atractivo de una ciudad tan apacible.

Esos 6.000 millones de euros, en cualquier caso, tienen que ser pagados por alguien. Una posibilidad sería la de adoptar un sistema similar al londinense, que cobra una cuota a cada vehículo con motor que quiera acceder a las zonas congestionadas.

El experimento ha funcionado en otras ciudades. El problema es que ninguna de esas ciudades tenía el tamaño y la densidad de París. De hecho, la mayor ciudad que lo ha conseguido es Tallin, la capital de Estonia, que lo ha hecho en parte debido a una transferencia de impuestos nacionales a las arcas municipales.

Parece claro, en cualquier caso, que quien tiene que pagar la fiesta es aquel que, disponiendo de transporte público gratuito, decide adoptar un medio contaminante. Los resultados del estudio del Ayuntamiento de París se conocerán a fin de año. En ese momento, sabremos si la idea de Hidalgo y su equipo es una alternativa viable o una cortina de humo para tapar otros problemas, como asegura la oposición.

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