Siete millones de personas utilizan cada día la red ferroviaria de Mumbai (India) pero no todos llegan con vida a su destino: 17 personas mueren cada día, atropellados por los trenes o bien cayéndose a las vías desde los atestados vagones. Las dos grandes líneas que atraviesan la megalópolis recorren populosos barrios de chabolas en los que los pasos elevados brillan por su ausencia, así que la forma más popular de atravesar las vías es cruzar caminando por encima, arriesgándose a ser arrollado por los convoyes que pasan en intervalos de 2 minutos.
Las más de 4.000 personas que fallecen cada año en atropellos o caídas suponen una tragedia intolerable para la ciudad. Para frenar la sangría las autoridades se han encomendado a un grupo de psicólogos evolutivos, quienes a través de unas sencillas y baratas medidas de señalética han logrado reducir sensiblemente los accidentes, según relata Boston Globe en un tramo de prueba iniciado en 2010 en la estación de Wadala el número de muertes pasó de 23 en el segundo semestre de 2009 a sólo una en los ocho meses previos a febrero de 2011.
Las medidas adoptadas son asombrosas por su sencillez y eficacia. Veamos cuáles son:
-Pintar de amarillo tramos alternos de las vías. Una de las mayores dificultades a las que se enfrentan un peatón es determinar la velocidad a la que se acerca un objeto grande, como puede ser la locomotora de un tren. Esto se debe a que el cerebro no tiene un marco de referencia para evaluar la velocidad del tren, marco que constituyen esas sencillas franjas amarillas.
-Reemplazar las señales de aviso por imágenes de una cara marcada por el pánico. La imagen que abre este artículo es de un actor simulando el miedo cerval a un accidente. La idea subyacente es recurrir a la memoria emocional, que se almacena en la parte inconsciente del cerebro, según concluyó Joseph LeDoux, profesor de neurociencia de la Univesidad de Nueva York.
-Sustituir el pitido largo de los maquinistas por un doble pitido breve. Para llegar a esta conclusión los responsables del proyecto recurrieron a un estudio publicado en 2007 por la Universidad de Stanford, que concluyó que los picos de actividad cerebral se producen en los momentos de silencio entre dos notas musicales: “El silencio establece una suerte de expectación en el cerebro”, explica al científico del comportamiento Vinod Menon, “así es con la música y no hay ningún motivo para pensar que no sea así también con el silbido de un tren”.
El proyecto es obra de la consultora Final Mile, especializada en “arquitectura del comportamiento”. La empresa “utiliza las lecciones de la psicología cognitiva para influir en la toma de decisiones de la gente”. Los últimos descubrimientos de la neurociencia cognitiva han concluido que no somos tan racionales como asumía la psicología tradicional sino que, más bien, nuestras decisiones y nuestro comportamiento son esencialmente irracionales.
Visto en Boston.com y Times Online.
Fotos: Finalmile Consulting
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