La demanda de fruta y verdura de Verdallar va en aumento. El triciclo eléctrico con el que realizan el reparto en Barcelona se ha quedado corto. Aumentar su flota con un vehículo más les permitiría seguir incrementando su actividad, y con ello, cumplir con su propósito de contratar a más personas en riesgo de exclusión social.
Fue la Fundación Benallar la que, en 2012, puso en marcha esta empresa de inserción laboral sin ánimo de lucro. Desde entonces, cinco personas, tres de ellas de inserción, han sido contratadas para realizar las tareas agrícolas y de distribución junto a los voluntarios de la organización.
Al principio, Verdallar distribuía frutas y verduras procedentes de productores de proximidad, pero desde el pasado mes de enero cultivan sus propios productos en el terreno cedido por las Hermanitas de la Asunción en el barrio de Sarrià. Su propósito es que todo el proceso de producción y distribución sea lo más verde posible, y por eso, el reparto de frutas y verduras se realiza mediante un triciclo eléctrico.
Pero solo uno. “El impacto social de esta iniciativa solo se podrá obtener a través de un incremento de la actividad de Verdallar. Este incremento debe darse de forma conjunta en la capacidad productiva del huerto y en la de distribuir los productos recolectados”.
En cuanto a la primera faceta, los responsables de la organización aseguran que está cubierta por la persona contratada por Verdallar como peón agrario, con la realización de talleres y por los voluntarios que colaboran, especialmente, en tareas de formación. No pasa lo mismo con la distribución, ya que para que ésta pueda realizarse se necesitan medios materiales de transporte.
Por eso Verdallar ha emprendido una campaña de crowdfunding en Goteo con el fin de financiar un nuevo triciclo eléctrico. Para los partrocinadores ofrecen recompensas que van desde descuentos en próximas compras, bolsas y velas ecológicas o visitas y talleres de formación en el propio huerto Verdallar.
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Un triciclo que genera puestos de trabajo
