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Una familia de cazafantasmas


Leao Armas ha jugado a la pelota con el «espíritu de un niño». Su esposa se fracturó un hombro porque «un ente» la empujó cuando acampaban en una morgue. También dice haber hablado con un presidente muerto. Gajes del oficio. Porque son cosas normales cuando eres un cazafantasmas.
Enfundados en un buzo y con instrumentos de nombres imposibles, Leao, su esposa, Topacio, dos de sus hijos y un grupo de amigos, emulan en Boliva a Bill Murray, Dan Aykroyd y compañía. Desde el 31 de julio de 1992 recorren el país en busca de sucesos paranormales. “Tenemos registradas 3.500 apariciones”, asegura el líder del grupo.
Unas veces acuden al lugar a socorrer a una persona, otras a la que ayudan es a la propia entidad, sirviendo como guías a los que están atrapados en este plano espiritual, muchas veces producto de una muerte trágica, violenta o accidental. “La gente le tiene miedo a los espíritus porque los hay malignos, pero también los hay benignos”, explica Leao, al que la pasión de lo paranormal le viene de familia. Tanto él como su mujer crecieron en casas donde se prestaba atención al tema de los fantasmas. Ellos han continuado con la tradición. “Vimos que nuestros hijos tenían dones para el oficio”.

Entre los casos más famosos que ha investigado esta familia se encuentra el misterio del Castillo del Loro. La construcción, enclavada en una zona tropical, fue encargo de un expresidente, José Luis Tejada Sozarno. El mandatario murió en el exilio, en Chile, poco después de que la obra estuviera finalizada. Pero muchos habitantes y visitantes -hoy el Loro es un hotel turístico- aseguran haber visto fantasmas.
Unos dicen que es la amante del presidente que espera por él, otros que son soldados, prisioneros paraguayos que contribuyeron a la construcción. También afirman haber visto al propio Tejada. “Tenemos un documento que no se ha hecho público. Solo nosotros conocemos la verdad de todo lo que pasó en el castillo”. Lo único que desvela es que lo habitan cinco entidades, entre ellas, el perro del expresidente.
Los fantasmas, según la experiencia de estos cazadores, no solo se encuentran en exóticos lugares como castillos, casas abandonadas y cementerios. Pueden estar presentes en su piso o en la oficina.
-¿Qué le diría a los escépticos?
– Que no ven a los entes, pero ellos están con nosotros día y noche. Eso sí, siempre decimos que cada quien saque sus propias conclusiones.
La famosa película inspiró el nombre y la estética de los cazafantasmas bolivianos. “La he visto muchas veces y me pareció muy buena”, afirma Leao, “pero la realidad es una cuestión científica y espiritual”. Que nadie espere ver rayos supersónicos y monstruos de 20 metros.
“Hemos visto muchos. Sus manifestaciones pueden ser de cuerpo total o parcial, y con rasgos profundos y calavéricos. Su voz es diferente, no se identifica el sexo. Básicamente un fantasma es en realidad una persona que alguna vez estuvo viva”.

Por José Luis Pardo

José Luis Pardo es periodista de ruta. Desde hace un año recorre Latinoamérica en un VW del 2003, en busca de buenas historias. Puedes leer más sobre su viaje en www.dromomanos.com y seguirlo en @dromomanos.

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