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Una monja cojonera

¿Qué hace una monja como yo en un sitio como este? Eso se preguntó Sor Lucía Caram cuando intervino ayer en el II Congreso Internacional de la Felicidad, que organiza el Instituto Coca Cola de la Felicidad. Solo hubo que escuchar sus palabras para entenderlo. Su objetivo es hacer feliz a los demás, aunque para ello tenga que contradecir a los mismos poderes de la iglesia.

Dice que no sabía lo que significaba ser una monja cuando decidió ir al convento con 18 años. Lo que sí sabía es que las monjas que conocía eran felices dedicándose a los demás, y eso terminó de convencerla, a pesar de no entender porqué tenía que rezar tanto.

Estudió teología, trabajo con niños pobres y con prostitutas y pasó 5 años en la más absoluta clausura. Pero en 2002, cuando estalló la crisis en su país (Argentina) no dudó en denunciar a la clase política ante las imágenes de niños hambrientos en la provincia de Tucumán, la suya, una de las más desfavorecidas del país. “Y así fue como me convertí en una monja cojonera, incómoda, pero me juré no dejar de luchar por la vida de los pobres”.

En 2008 se instaló en un convento en la localidad catalana de Manresa. Y siguió luchando por los pobres, en este caso las primeras víctimas de la crisis económica. Lo hizo a través de una plataforma ciudadana que con el tiempo terminó convirtiéndose en fundación y de la que se benefician más de 3.000 personas.

“Yo era una monja de clausura contemplativa pero hoy mi claustro es el mundo”, dice Sor Lucía, que asegura actuar siempre de acuerdo con Cristo y los evangelios y no tanto con la iglesia actual y sus dirigentes. Por eso esta religiosa entiende el uso del condón, el amor entre personas del mismo sexo y reconoce que la iglesia no puede imponer sus criterios a nadie y que es bueno que no tenga poder. “Se me revuelven las tripas ante las injusticias y la falta de amor”. Por eso también tiene Facebook y Twitter.

“En la iglesia me consideran de la izquierda peligrosa. He experimentado la decepción y el rechazo de una institución que cada vez es más irrelevante para la gente, pero os confieso que la alegría y felicidad que me produce actuar como dicen los evangelios no me la van a quitar a nunca, y esto hay gente a la que molesta”, señala Sor Lucía, que concluyó diciendo que su felicidad consiste en estar expropiada para la utilidad pública. “No dejéisq ue nada ni nadie cambie vuestra decisión de ser feliz”.

Vídeo de la entrevista realizada por El Follonero a Sor Lucía Caram, emitida por La Sexta

Por Juanjo Moreno

Juanjo Moreno es director de Yorokobu y Ling.

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