El plan era magnífico. Cuando Ludwik Lejzer Zamenhof publicó en 1887 el primer libro que detallaba cómo se articulaba el esperanto, su sueño era que todos los habitantes del planeta pudiesen entenderse a través de una lengua común.
A otras parcelas de la vida, como el amor o el fútbol, también se les ha atribuido este tipo de cualidad casi milagrosa. Lo del amor nos lo vamos a saltar y, con respecto al fútbol, solo cabe destacar una cosa: si lo que practican Pep Guardiola y Jose Mourinho se puede calificar como de un lenguaje semejante, es que la civilización occidental ha perdido el norte de muy mala manera.
Más allá de esos ejemplos, el paradigma de la comunicación ha cambiado dramáticamente en las últimas dos décadas. Aunque la realidad sea más tozuda y, sobre todo, desigual que la estadística, las cifras indican que existen casi el mismo número de teléfonos móviles en el mundo que habitantes. Que todos y cada uno de ellos tenga un alfabeto ‘emoji’ es cuestión de tiempo y, de hecho, un altísimo porcentaje ya cuenta con la colección de iconos.
La receta está en marcha: casi todos los habitantes del mundo tendrán en sus manos un código de signos que se puede entender en cualquier contexto social.
El creador de estos símbolos, el japonés Shigetaka Kurita, advierte que los emojis, aunque pueden entenderse en cualquier parte del globo, también están abiertos a matices interpretativos y que, de hecho, el significado de los mismos no está totalmente cerrado ni definido. «Eso es algo positivo, en mi opinión».
Kurita cuenta también cómo un grupo de españoles viajó a Japón para tratar de que el icono de la paella forme parte de la colección «permanente» de símbolos. Para el japonés, «es fundamental añadir emojis locales» que expresen las costumbres y la cultura de los distintos pueblos.
Probablemente, en 1964, cuando se utilizaron pictogramas para que los visitantes a los Juegos Olímpicos de Tokio entendiesen indicaciones básicas, nadie pensaba que el futuro de la comunicación universal estaría pendiente de la aceptación de estos símbolos. Esa idea está ahora mucho más cerca pero, por favor, definamos antes si el ‘emoji de la caca’ es una hez fecal o un montoncito de chocolate. A partir de ahí, avancemos.
2 respuestas a «Unos ‘emojis’ para entenderlos a todos»
David encuentro apasionante tu vida: debajo de un puente en un estado deplorable y emitiendo onomatopeyas.
Luego buceas en tus artículos e intuyes que ese contexto en el que te mueves te hace aflorar ideas y emociones sorprendentes.
¿Va a ser verdad qué para crear arte hay que sufrir?
Musas aladas bajo el puente romano que en su aleteo no emiten gruñidos, sino que susurran bonitas palabras y hacen tintinear el cascabel que llevan.
¿Hacia dónde? Hacia dónde tu imaginación te quiera llevar…
Paula, creo que te amo. Cásemonos y volemos a lomos de mi unicornio indigente hasta un mundo en el que los puentes te separan de lo horrible del mundo y los gruñidos son la muestra más elocuente de amor. O algo así que se nos ocurra.