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Diez claves para transmitir tu validez a través de tu forma de escribir

Detrás de las faltas que casi todo el mundo reconoce (la ausencia de una hache, una be escrita en lugar de una uve…) hay otras que se han posicionado en los textos de personas que ocupan puestos de responsabilidad y son aceptadas cada día por emisores y receptores parapetadas tras los peligrosísimos «¡total, si se entiende…!».

Las comenten directivos de empresas internacionales y profesionales de la comunicación. Las pocas personas que las distinguen deberían estar, en un mundo ideal, mejor valoradas que las que no lo hacen en aquellos puestos relacionados con la escritura y la comunicación. Pero no es así.

El resultado de esto es que muchas empresas generan cada día decenas de documentos y comunicaciones escritas de manera pésima que dan muy mala imagen de esas compañías, aunque solo se la den a los contados lectores que valoran, si no la excelencia, sí una calidad mínima en la escritura.

Aquí van unos pocos (solo unos pocos) de esos fallos de redacción que, sorprendentemente, han conseguido esquivar la barrera de la desaprobación popular. Puedes utilizarlos de pequeño test para puntuar del 1 al 10 la corrección de tus escritos.

¿Concuerdas bien los verbos con los sujetos?

Es uno de los fallos más frecuentes. Muchos redactores tienen una especie de «pérdida de memoria a corto plazo» (al igual que Dory, el pez que acompaña a Nemo en la película de Disney): olvidan el sujeto que acaban de escribir. Estas faltas de concordancia se solucionarían fácilmente repasando el texto.

*¿Cuáles os parece más interesantes?

*El partido y la prórroga tuvo poco fútbol.

¿Cometes queísmo?

Expresiones como *«me acuerdo que», *«te informamos que» o *«se arrepintió que» son incorrectas. Como explicábamos aquí, en esos casos es imprescindible escribir la preposición de: Nos alegramos de que os hayan gustado los artículos.

¿Escribes bien todas las comas?

Colocar bien las comas es un arte. Aunque no seas un virtuoso en el uso de la puntuación, si quieres que tus textos tengan una calidad mínima debes evitar los usos incorrectos más extendidos (por ejemplo, la prohibidísima coma detrás de un sujeto) y aprenderte bien los usos obligados que harán destacar tu texto en comparación con el de los cientos de personas que no los conocen (por ejemplo, la coma que separa los vocativos). Es incorrecto escribir *«Hola Rubén» o *«El documento que me pediste, ya está casi finalizado». Las formas correctas son «Hola, Rubén» y «El documento que me pediste ya está casi finalizado».

También conviene recordar que no debemos convertir todas las pausas orales en comas. Eso da lugar a frases magulladas como esta (todos los ejemplos utilizados en este artículo pertenecen a textos reales que he recibido por distintos medios): *«Si te has informado ya, sabrás, que las madres, tienen derecho a cuatro meses de baja».

¿Usas adecuadamente los signos de interrogación y exclamación?

Recuerda enmarcar con ellos solo las partes de la frase que sean, en efecto, interrogativas y exclamativas. Es incorrecto decir «¿Ya hemos recibido el diseño final, lo enviamos al presidente?». En su lugar, deberíamos escribir: «Ya hemos recibido el diseño final, ¿lo enviamos al presidente?». Y, por supuesto, hay que escribir siempre signo de apertura y de cierre (¡y solo uno de cada tipo!).

¿Escribes mal en el ámbito privado y «bien» en el laboral?

¿Cuántas veces has oído aquello de «en el WhatsApp no pongo tildes para ahorrar tiempo, pero cuando escribo un documento de trabajo sí las pongo»? ¿Es eso real en todos los casos? A menudo, las personas se acostumbran a poner las palabras sin tilde y después omiten una, «sin querer», en un documento de trabajo. Aquí va una sugerencia: como somos animales de costumbres, siempre que sea posible, es mejor acostumbrar a nuestras manos a escribir adecuadamente. Cuando la forma correcta de las palabras está automatizada en nuestra cabeza, escribirlas de forma incorrecta no nos ahorra mucho tiempo.

¿Pones solo tres puntos suspensivos?

¿Te parece que poner muchos puntos suspensivos añade tensión o intriga a tu frase? Olvídalo. Es muy frecuente en correos electrónicos, pero es recomendable evitar ese uso. Esos efectos se pueden conseguir con la redacción. Los puntos suspensivos son solo tres, y poner más transmite nerviosismo, descuido e imperfección.

¿Escribes imperativos?

Ya sabes, los imperativos terminan en -d: «Id, comed, cantad». Es incorrecto sustituirlos por infinitivos: *«Vosotros ir en taxi, ya iré yo andando» o *«Cantar más fuerte, por favor, que así no se os oye».

Otro fallo común relacionado con conjugaciones verbales es el que consiste en terminar con -s la segunda persona del pretérito perfecto simple de algunos verbos: *«¿Vistes el partido?» o *«¿Comistes con Eva?» en lugar de las correctas «¿Viste el partido?» o «¿Comiste con Eva?».

 ¿Omites partes imprescindibles de las frases?

Hace un tiempo leí en un cartel publicitario: *«La salud de su boca y los suyos es lo primero». Escrito así, parece que la palabra «suyos» hace referencia a la boca (su boca y los familiares de esta). Para que los familiares sean los del cliente, hay que escribir la frase así: «La salud de su boca y la de los suyos es lo primero».

*«Recuerda que es el cumpleaños de tu sobrina y abuela» es otro ejemplo: puesto así, parece que se trata de la misma persona. Hay que repetir parte de la estructura para que la frase signifique lo que queremos: «Recuerda que es el cumpleaños de tu sobrina y el de tu abuela».

¿Pones grados a adjetivos que no tienen grado?

Decir *«el más óptimo» es un error semántico. Puedes decir «el mejor», pero óptimo es un adjetivo que no admite grado superlativo, al igual que otros como idóneo o ilegítimo. Tampoco es correcto decir *«muy otro». No hay grados dentro de «otro».

¿Usas las comillas con la intención de destacar una parte del texto?

Las comillas expresan ironía o un sentido figurado, entre otros usos. Utilizarlas para resaltar un texto da lugar a significados bastante cómicos. Este divertidísimo blog se dedica a recopilar carteles con comillas mal utilizadas. Decir que la carne de tus hamburguesas es de «primerísima» calidad sugiere que está muy lejos de serlo.

Por supuesto, hay muchos otros asuntos graves que debemos evitar al escribir nuestros textos. Pero si prestas atención a estos diez, ya habrás eliminado muchos de los errores más comunes. ¡Enhorabuena!

Por Isabel Garzo

Isabel Garzo es periodista, escritora y asesora de comunicación. Es autora de las novelas, 'La habitación de Dafne' (Demipage, 2022), 'Los seres infrecuentes' (Editorial Pie de Página, 2016) y 'Las reglas del olvido' (Editorial LoQueNoExiste, 2013) y del libro de relatos 'Cuenta hasta diez' (Incógnita Editores, 2010).
@IsabelGarzo

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