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Viajar a La Habana de los años 50 a través de un cóctel

Arsenio es actor y quiere ser escritor. Eribó es amante de la música. Y la pasión de Silvestre es el cine. Viven en La Habana y para ellos la condición social no tiene relevancia. Sus vidas giran en torno a la música, a los cabarets y a los placeres de la noche, donde bares y alcohol se confabulan para crear el ambiente perfecto de sensualidad.

Una noche en la vida de estos tres amigos es el argumento de Tres tristes tigres, libro de Guillermo Cabrera Infante publicado en 1964 y censurado por los regímenes de Castro y de Franco. Las largas noches habaneras de los 50 del pasado siglo se transforman en amaneceres nostálgicos en los que queda el recuerdo de la música, el arte, la literatura y el malecón.

Tomar un cóctel en Caribbean Club es lo más parecido a lo que viven los tres protagonistas del libro, solo que en vez de estar en La Habana, se encuentra en el centro de Barcelona. Su nombre ya da pistas. Su decoración marinera, su apariencia casi clandestina, su ubicación en un pequeño callejón en el barrio del Raval y una música que mezcla con pachanga ritmos de bachata, habaneras y sones caribeños transporta a otro tiempo y lugar: la capital cubana de mediados del siglo pasado.

Solo hay una cosa en la que Caribbean Club no se parece al libro del escritor cubano. Tres tristes tigres es una novela de personajes tristes. Y, precisamente, tristeza es lo último que uno encuentra en este local. Dice Juanjo González, su actual propietario, que el objetivo del Caribbean es despertar los sentidos del que allí entra, «hacer que estén más abiertos a la charla, a conocer a otras personas y a compartir una larga velada». Y vaya si lo consigue. 

En el Yorokobu que ha creado Juanjo no podía faltar el ron caribeño, que ha mezclado con un ingrediente bastante inusual: P31, un bitter de color verde hecho en el norte de Italia, compuesto por más de veinte hierbas medicinales que llegaron a Venecia hace siglos a lo largo de la antigua Ruta de la Seda. La receta se completa con vermut seco y bitter Luxardo blanco, y se sirve en una copa Nick & Nora. El resultado es un cóctel que sabe a Cuba y a mar, con notas frescas de absenta, ruibarbo, jengibre, manzanilla y clavo.

CARIBBEAN CLUB

Abierto desde los años 70, Caribbean Club es el hermano pequeño del mítico Boadas Cocktail Bar. Nace de la afición a las lecturas de Julio Verne de su antiguo propietario, Josep Lluís Marruenda, emparentado con la familia Boada, que precisamente fue el primer distribuidor del ron Havana Club en España.

Tras pasar por algunas de las mejores coctelerías de Barcelona, Juanjo González toma las riendas de este bar en 2012. «Es un local muy especial en el que confluyen vocación, experiencia, ilusión, madurez, innovación y, como siempre, aventura», dice Juanjo, que debe a Manuel Vázquez Montalbán, y en concreto a su inspector Carballo, su afición por la coctelería. A caballo entre la pintura y la coctelería, su tándem, Nuria Miret, ayuda a que los clientes se sumerjan en esta singladura hacia la Habana de los años 50 que impregna todo el local.

¿TE ANIMAS A PREPARARLO?

3 cl de ron blanco Agricola

3 cl de P31

3 cl de vermut seco 

3 cl de bitter Luxardo blanco

.Llenar un vaso mezclador suficientemente grande con dos tercios de hielo y enfriar removiéndolo con una cuchara larga de bar.

.Colar el hielo para dejarlo bien seco.

.Verter los ingredientes.

.Enfriar durante 10 segundos aproximadamente.

.Verter en una copa Nick&Nora o similar.

.Decorar con piel de limón.

Y si te apetece que te lo hagan sus creadores, ven a tomarlo al Caribbean Club, en el número 5 de la barcelonesa carrer de les Sitges.

Por Juanjo Moreno

Juanjo Moreno es director de Yorokobu y Ling.

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