La rana Gustavo, periodista, cantante y presentador de El show de Los Teleñecos, presentó ayer La Fundación Kermit para promover la alimentación vegana. La Fundación, situada en Hollywood, lleva el nombre por el que Gustavo es conocido en Estados Unidos.
En el acto, Gustavo declaró:
«Soy feliz con mi trabajo y mis amigos, pero algunas noches despierto con pesadillas recordando el incidente del Pueblo Fantasma».
Como refleja la película semibiográfica de Los Teleñecos, en el Pueblo Fantasma de California, cinco décadas atrás, el dueño de una cadena de restaurantes quiso convertir en comida a Gustavo.
«Desde entonces no como insectos ni lombrices. Solo fruta y la piel que mudo cada semana», dijo Gustavo.
En el mismo acto, repasó su vida lejos del cine y la televisión.
«Mis 2.353 hermanos me decían que ninguna rana podía abandonar la charca, pero me fui», dijo Gustavo. «Me podrán llamar sapo asqueroso, pero nunca gallina».
Entre las actividades poco conocidas de Gustavo está organizar Las Ñecolimpiadas, que incluyen pruebas como subir-bajar escaleras artísticas, cerca-lejos 300 metros, enumeración estilo libre o galletas contrarreloj.
«Estoy en negociaciones con la FAOCE (Federación Internacional de Comedores Competitivos) para que reconozca galletas contrarreloj», declaró Gustavo.
Además, Gustavo es consultor policial.
«En el 91, la policía de Hollywood me pidió asesoramiento en un crimen por envenenamiento. Desde entonces colaboro cuando me llaman», dijo Gustavo. «Como rana, soy un experto en venenos», aclaró.
Estas investigaciones policiales se recrearán en la serie documental Los casos de Kermit. Gustavo coproduce y escribe, pero no se interpretará a sí mismo. Su alter ego será un actor de Stranger Things cuyo nombre no reveló.
Pero por encima de todo, el proyecto que más entusiasma a Gustavo es viajar al espacio.
«Siempre quise ir a donde ninguna rana llegó jamás. Por eso propuse a la NASA el programa Star Croak», declaró Gustavo. «Estudié ingeniería espacial y he desarrollado un método de propulsión».
Gustavo expuso que su lengua, como la de cualquier rana, tiene cinco veces más fuerza que la gravedad.
«Imaginen esa fuerza aplicada a un cohete en el despegue. Un ahorro de combustible», dijo Gustavo. «Los cohetes irían a saltos, pero de manera constante».
Gustavo también ha propuesto un traje ectodérmico, que al igual que el cuerpo de la rana, se adapta a la temperatura del ambiente.
«Imaginen pasear por Marte con una rebequita», dijo Gustavo.