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Creatividad

‘Viva la gente’, la visión de Roberto Maján sobre Madrid, la fiesta y el mundo

Mirar una de las ilustraciones de Roberto Maján que componen su serie Viva la gente es adentrarse en la madriguera del conejo al que persigue Alicia, una especie de país de las maravillas pero con eses aspiradas y música de organillo y verbena.

Madrid, por supuesto

El lugar extraño al que nos transporta Maján se llama Madrid. Y aunque es una ciudad absolutamente reconocible en las obras que expone en La Fiambrera hasta el próximo 16 de noviembre, la visión que nos muestra de esta urbe es, al mismo tiempo, muy particular, muy propia, y muy identificable por el ojo ajeno.

‘Being Joseph Beuys’
‘Cambalache’

A través de la ciudad de Madrid, a la que el artista nacido en Soria dice sentirse muy ligado, Maján juega en esta ocasión con la idea de la fiesta, el caos, el humor y la defensa de la diversidad. Todas las obras que forman parte de la serie, hechas a rotulador y acuarela, con algo de tinta china para las manchas más negras, presentan un elemento central que él define como un hormiguero, siempre un elemento arquitectónico muy icónico de la ciudad, alrededor del cual bailan y se mueven las hormigas. O mejor, unos extraños personajes que parecen salidos de un sueño muy bizarro.

‘Carnaval’

El monumento a Cervantes, las Torres Blancas, la estación de Atocha, el edificio de la Plaza de España, las meninas, Matadero… son todos símbolos de Madrid que necesitaba plasmar para dejar claro que habla de esta ciudad y no de otra, aunque lo que ocurre allí pueda extrapolarse como símbolo del mundo.

‘Venga a nosotros tu reino’

¿Viva la gente?

El título de la serie y de la exposición juega, por un lado, con la ironía, «ya que, como ves, parece que estoy tratando a la gente como si fuera una plaga». Pero, por otro lado, encierra también un punto de optimismo, de confianza en el ser humano a pesar de sus defectos y su naturaleza.

‘Cielo’
‘Dies irae’

Fiesta, caos y elogio de la diversidad

En las escenas representadas, el caos es el protagonista, pero como él mismo aclara, es un «caos ordenado». «Las figuras no están superpuestas, todas tienen su espacio vital. He tratado de ordenar el caos en el espacio. Tiene una relación casi renacentista, con figuras paralelas y verticales que se entrecruzan».

‘Viva la gente’

En cuanto a la fiesta, el ilustrador soriano ha querido representar esa que se vive como si se fuera a morir mañana. Y que implica la asunción, explica, de que somos mortales, lo que nos lleva a disfrutar el momento, el carpe diem.

‘Atocha zombie’

«Pero también esa dicotomía, esa doble visión de la fiesta como de inconsciencia de lo que hay alrededor, del mundo. Esa idea de pan y circo que nos hace meternos de lleno en ella, olvidándonos un poquito de la realidad, de la problemática de la realidad. Huir de la realidad para sumergirnos en la realidad inconsciente».

‘República de Madrid’

Sin embargo, el humor es también protagonista de todas las obras que forman Viva la gente. No solo se deja traslucir a través de las irreverentes escenas que se muestran en algunas de ellas, sino también en la propia forma de los personajes, en lo que hacen fuera de lo normal. Y a través del humor, Maján elogia la diversidad, porque para él, es lo que nos aquilata y nos da valor.

‘En el país de los ciegos’

«Estos muñequitos yo los hago en un estado casi automático, meditativo. De alguna manera, sacar estas cositas que tengo dentro de mí y ponerlas en el espacio que yo habito, que es Madrid, resulta un juego que a mí me parece bastante divertido».

Cómo se hace

«Yo parto de una idea —comenta sobre su proceso creativo—. Seguramente tenga ya todos estos personajes en mi cuaderno, porque yo los hago en el parque, con mi hija. Mientras ella juega, yo dibujo casi en estado meditativo. Son prácticamente automáticos. Luego, cuando ya me he planteado qué dibujo hacer, como este, que son parejas —señala la ilustración Love is in the air, con las Torres Blancas en el centro de la escena—, pues ya trato de construir la pareja alternativa. Pero no todo está hecho a la buena de Dios, hay planificación».

‘Freak show’
‘Hispanidad’

No siempre hay relación entre esa figura central que representa a la ciudad y lo que ocurre alrededor. «Sencillamente, pongo las cosas juntas para ver cómo conviven los dos significados, los dos elementos, y para producir una especie de reacción en cadena de significados. Es un juego que hago mucho, coger dos símbolos, dos elementos que aparentemente no tienen nada que ver, y luego enseguida empiezas a ver cositas».

Un Madrid jardín de las delicias

Las obras de esta serie, explica Maján, funcionan en dos niveles. «Primero, el estético, que te producirá una determinada impresión, cuasimpresionista, con esos colores, esas acuarelas sutiles que se degradan, con esa figura centrar que irradia. Después te alejas y empiezas a ver otras cosas, y nunca terminas de ver elementos, detalles».

‘Inner space’

Algo parecido a cuando contemplas El Jardín de las Delicias de El Bosco, comparación que le hace sonreír. «Él era como yo, un poco moralista, y también le gustaba crear muchos elementos. Pero él era mucho más hermético; yo creo que soy mucho más claro y mis elementos son mucho más reconocibles».

‘Like a prayer’

En cualquier caso, se nota claramente que Maján se ha divertido creando estos hormigueros. «Yo creo que hay pocas series en las que yo me lo haya pasado tan bien como aquí. Porque, en otras ocasiones, de alguna manera, trataba de adaptar la gráfica a un propósito. Yo soy ilustrador y normalmente trabajo a partir de una idea que no proviene de mí, por lo que tengo que hacer renuncias y concesiones. Aquí no, aquí he dado carta blanca a mi pura forma de resolver gráficamente las cosas. Todo lo he hecho con una gran libertad».

‘Love is in the air’
‘Primate Kio’

Una libertad que le permite cambiar de registro completamente y situarse en lugares diferentes cada vez. Si no lo hiciera, dice, moriría de aburrimiento.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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