Icono del sitio Yorokobu

Contra el machismo de los asistentes virtuales: ¿Por qué tienen voz de mujer?

Si quieres saber por qué las asistentes virtuales tienen voz de mujer, pregúntale a Siri. Responderá con sus voz dócil, abnegada, sumisa. Y femenina: «Buena pregunta», replicará. Pregúntale a Alexa. Te pedirá perdón por no haber encontrado la respuesta a tu pregunta. Cortana será quizá la menos evasiva: hará una búsqueda en Bing arrojando un puñado de artículos que se preguntan por qué la tecnología está adquiriendo rasgos femeninos. La respuesta no es sencilla. Ni agradable.

Los asistentes virtuales llevan años imitando nuestras características, humanizando sus rasgos. Y al disfrazar sus cables de carne han dejado entrever los prejuicios que los humanos estamos volcando en la tecnología.

Los principales asistentes virtuales, a excepción quizá del neutro Google Home, tienen voz y nombre de mujer. Y esto, que puede parecer anecdótico, ayuda a perpetuar roles de género nocivos, a dotarlos de una personalidad caduca. En nuestra cabeza Siri se dibuja como una eficiente secretaria; Alexa adopta los bordes de un ama de casa complaciente.

Jesús Flete Díaz y Alejandro Jarne se dieron cuenta de esta realidad leyendo un artículo de Verne. «La verdad es que antes ni nos lo habíamos planteado», comenta Flete. Pensaron que eso mismo le pasaría a mucha gente, así que optaron por visibilizar el problema de la mejor manera que saben. Flete y Jarne son dupla creativa, copy y director de arte, en la agencia de publicidad Tango, así que pensaron en crear una serie de pósteres para concienciar, de forma gráfica, sobre esta cuestión.

La campaña Voces en igualdad, apoyada por las ONG Confederación Nacional de Mujeres e Igualdad y la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, junto con Tango, se pregunta por qué los asistentes virtuales tienen voz de mujer.

Consta de cinco piezas en las que se lee, en grandes letras coloradas, los comandos con los que solemos dirigirnos a los asistentes virtuales. Frases como «Siri, quiero cenar sushi» o «Alexa, hazme la compra» se intercalan con otras, más pequeñas, en las que destaca la feminización de estos asistentes. «La idea es leer entre líneas, casi de forma literal», explican los creativos.

Consideran que esta es «una de las maneras más discretas que los estereotipos de género tienen para perpetuarse» y quieren poner fin a esta tendencia que empieza a extenderse.

Alexa, Cortana y Siri son solo la punta de lanza. Las webs de venta al público más sencillas también tienen asistentes virtuales y estas son, en una proporción aplastante, mujeres: Ana en Ikea, Sara en Correos, Aura en Movistar, Irene en Renfe…

La idea de Voces en igualdad es que la gente vaya poniendo más nombres y ejemplos a esta lista, concienciar y presionar para evitar que se sigan perpetuando roles caducos y nocivos.

Esta campaña no pretende tanto denunciar como invitar a la reflexión. En parte, porque la culpa no es de las empresas, sino de la sociedad.

Antes de que Amazon, Microsoft o Apple lanzaran sus asistentes al mercado hicieron varias encuestas y estudios de mercado. El que hayan optado por voces femeninas no es una decisión arbitraria; todas estas empresas se escudan tras la decisión de sus encuestados. «Puede que sea así», concede Jarne, «pero hay que romper esa rueda, el empleo de esas voces femeninas mantiene el estereotipo».

Se trata, por tanto, de señalar los roles de género vigentes, no tanto de una empresa determinada como en la sociedad. Y de atajarlos destacando los ejemplos concretos que los perpetúan.

Puede que el cambio tarde en llegar, pero desde que se empezó a plantear esta duda en EEUU, las empresas han hecho algunos cambios. Siri ha actualizado su software permitiendo cambiar su voz a una masculina, aunque por defecto sigue siendo de mujer. Google Home ha hecho lo mismo. Los gestos son tímidos, las consecuencias, pueden ser enormes.

Salir de la versión móvil