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¿Y qué hacemos con las gasolineras?

¿Sabías que IKEA tiene un laboratorio creativo llamado Space10 donde se dedican a imaginar cómo será nuestra vida en el futuro? ¿O que empresas tan conocidas como MINI se están planteando cómo será la movilidad dentro de unos años, cuando nuestras ciudades sean el paraíso del coche eléctrico y los combustibles fósiles hagan honor a su premonitorio nombre?

Porque parece que ese es el tipo de vida hacia el que nos dirigimos. Pero en este panorama verde, despejado de polución, donde nos despertaremos escuchando el cantar de los gorrioncillos del parque, ¿te has parado a pensar qué pasará con las gasolineras? Esos lugares tan características del costumbrismo patrio, casi invisibles en nuestro día a día, pero que bien que nos han sacado de más de un aprieto.

Hablemos claro, ¿quién no se ha parado a mirar llaveros y navajas, comprar unas pastas artesanales o tomar un café recién extraído de las profundidades de algún volcán en la barra de sus cafeterías? Y no nos olvidemos de los aparadores plagados primero con casetes y luego con CD, todo un subgénero musical en sí mismo que da para un musical de los Javis.

Pero eso es cosa del siglo pasado. Volvamos al futuro. Volvamos a un momento en el que, para matar el tiempo mientras el coche carga, revisaremos en una gran proyección holográfica qué gadgets personalizados para nuestro vehículo nos recomienda el algoritmo biométrico.

A lo mejor la cosa escala e introducirán simuladores que nos permitan testear en realidad virtual los últimos modelos de las grandes marcas. O quizás los de competición y sentirnos un Schumacher… o un Hamilton. A lo mejor, podemos entretenernos proyectando video-mappings sobre nuestro propio coche para visualizar cómo quedaría un color nuevo, alguna pegatina hortera o un siempre socorrido efecto piel de leopardo.

Vamos a darle la vuelta al juego. Dejemos de imaginarnos cómo serían las ¿electrolineras? y vamos a integrarlas en la propia ciudad. Se nos ocurre, a bote pronto, modificar las marquesinas de inserta tu transporte público favorito aquí para que los concienciados conductores del futuro dejen su coche cargando mientras se mueven por la ciudad libremente. Todo un señor punto de carga disuasorio que haría las delicias de más de un ayuntamiento.

A lo mejor, la clave está en poner los puntos de carga en los gimnasios del mañana, y… ¡cargar los coches con tus propias calorías!

Retomemos la cuestión musical. ¿Y si hacemos algo más revival todavía como homenaje a las grandes carátulas que nos han dejado los escaparates giratorios? Hagamos de las gasolineras un espacio para jam sessions 24/7 sincronizadas con otras gasolineras del mundo. ¿Descubriremos ahí a los nuevos cíber-Kamela o cíber-Azúcar Moreno?

Pero esto generaría colas para entrar, seguro. Y si ya de por sí muchas veces nos toca esperar un buen rato hasta llegar nuestro turno para repostar (en este caso, cargar), tendremos que reducir esto. Para resolverlo podemos apostar por un sistema escape room, una app (o en el futuro, un plugin mental) que nos abra un mapa con las estaciones disponibles y que nos indique en riguroso directo cuáles nos favorecen la puntuación: probablemente, aquellas menos utilizadas, con tiempos de carga más largos o incluso ¡que aún no hayamos estrenado! Hagamos que recargar el coche sea un reto para coleccionar el máximo número de estaciones posible y conseguir jugosos descuentos con nuestras puntuaciones. 

Ojo, pero no nos olvidemos de un gran posible damnificado en este futuro que estamos dibujando: los talleres de reparación clásicos. En un momento en el que ya no utilizaremos los motores de combustión y que los pilotos automáticos de nuestros vehículos serán tan inteligentes que harán de las distracciones al volante una estadística olvidada, las siempre inoportunas visitas al taller serán casi anecdóticas. En su lugar, daremos la bienvenida a los talleres del siglo XXI, unas oficinas de software a lo Silicon Valley donde las llaves inglesas se sustituirán por ordenadores y las revisiones, por actualizaciones del firmware.

Hay algo más que no estamos considerando. Podríamos aprovechar la realidad virtual para atrapar en actividades culturales a aquellos conductores que siempre dicen que son acérrimos visitantes de museos (y seguro que también fieles seguidores de La 2) pero que hace años que no pisan uno. ¡Creemos un museo virtual que cambie constantemente! Según la estación, la época del año, el día… Exposiciones de todo tipo que siempre te sorprenderán y, donde podrás encontrar a los visitantes de otras gasolineras a través de portales espacio-temporales, al más puro estilo Dark.

Igual nos hemos venido un poco arriba con esta última, pero pongámonos serios por un momento, y vamos a pensar en esos trabajadores que no pueden perder ni un minuto de su tiempo en esperar a que su coche se cargue. ¿Y si directamente no te bajas del coche porque, mientras carga, la electrolinera le da luz e internet a tu portátil? Acompáñalo de una copa de coñac y nunca más te entrará envidia de aquellos ejecutivos que suben fotos a Instagram en los sofás de sus jets.

Repasando todas las ideas, podemos afirmar que los conductores son personas. ¿Cierto? ¿Y qué les gusta a (casi) todas las personas? ¡Otras personas! Para aprender, para jugar, para entretenerse, para ligar, ¡hay mil cosas que las personas pueden hacer juntas! Presentamos InstaGas, la primera red social presencial que solo tiene lugar dentro de las gasolineras. Accede a tu usuario y conoce a otra gente mediante tecnologías inmersivas que te hagan olvidar que tienes el coche cargando pero… ¡cuidado! En cuanto la batería llegue al 100% se cortará tu sesión automáticamente. Vas a desear gastarla de nuevo porque va a ser tu única oportunidad de retomar aquella conversación que tenía tanto por decir…

En fin… el futuro y sus cosas. Realmente esperamos que la mayoría de estas ideas no lleguen a suceder nunca. Que,verdaderamente, el futuro sea un lugar mucho más vivible y real, alejado de la impersonalidad de pantallas y donde la tecnología se ponga al servicio de las necesidades humanas, y no al revés. Para todo lo demás, siempre quedará Black Mirror.

CONDUCCIÓN MINDFULNESS

Las electrolineras diseñadas por el estudio danés Cobe y la empresa automotriz Clever no solo recargan coches. Como explica Dan Stubbergaard, fundador de Cobe, estas pretenden ser un «oasis verde» en las carreteras, en el que los conductores puedan «recargarse» mentalmente. Por eso están rodeadas de plantas y árboles y sus módulos están fabricados con materiales sostenibles. Solo así, según explican sus responsables, estas instalaciones pueden estar en consonancia con la energía «limpia» que proporcionan. Y solo así, añaden, puede ofrecer al conductor una «dosis de atención plena en la carretera».

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