—¡Qué pronto me llamas hoy! ¿Ha pasado algo?
—Pues sí, que he discutido con Luis y tengo un cabreo que, si no se lo cuento a alguien, reviento.
—¿Y qué ha pasado ahora? ¿Por qué ha sido esta vez?
—¿Pues no va y me dice que a la paella no se le echa chorizo?
—Mujer, yo de ti le haría caso. Es valenciano y maestro arrocero.
—Valenciano valenciano no es, que su madre era de Gijón. Y dime tú, entonces, dónde queda la posibilidad de avanzar y crear nuevas recetas si frenamos la creatividad de las personas.
—No es por meter leña al fuego, pero es que hay cosas que no pueden ser porque no pueden ser y, además, son imposibles.
—¿Ah, sí? Como qué, dime.
—Como los torreznos light.
—No imaginas cómo os odio, talibanes de los fogones…
Con esta conversación entre dos amigas y residentes en el mundo podemos aprender dos cosas. Una, que en la paella y los torreznos NO SE INNOVA. Reseteos culinarios, no, gracias. Y otra, que la expresión *Yo de ti no es muy apropiada para tratar de dar un consejo, por muy buena intención y voluntad que le pongas. Según la Nueva gramática de la lengua española, la expresión lexicalizada recomendada es «yo que + pronombre o grupo pronominal», o lo que en cristiano viene a traducirse como yo que tú.
Las usamos en español con valor condicional cuando tratamos de aconsejar (si yo fuera tú) y aunque se registra en el habla de algunas zonas de España, en Centroamérica y en el Caribe, si quieres ganar en autoridad (lingüística, al menos), es mejor que hagas caso a lo que nos recomienda la RAE y dejes la innovación para más adelante.
Oye, y si no te gusta lo de yo que tú, siempre puedes sustituirlo por otras expresiones como yo en tu lugar, con la que quedarás mucho mejor y demostrarás que eres una persona de fiar, sensata y que no comete crímenes gastronómicos que atentan contra el buen yantar.