¿Es este el verano que nos prometieron? ¿Es lógico que la noche de 18 de junio tengamos que estar con el jersey puesto y pasando frío? Puede ocurrir que se recorten los servicios públicos y no hagamos nada; que los convenios laborales justos estén en peligro de extinción o incluso que la selección española no gane una Eurocopa y no os manifestéis ante la puerta del Congreso. Lo que no es admisible es que a mitad de junio no haya llegado el verano que nos prometieron y no pase nada.
Por fortuna, Yorokobu sigue siendo el único referente de occidente al que uno puede asirse sin temor a perder pie. Por eso, os traemos historias ricas para que leáis antes de pegarle fuego a todo en las hogueras de San Juan.
Cada mañana, Zayas (sólo su familia lo llama Rodrigo) se levanta para ir al gimnasio. Después comienza su jornada de trabajo frente a su Wacom Cintiq de 24 pulgadas. Hace dos años que dejó de dibujar en papel. Es ilustrador profesional autodidacta y tiene proyectos «para no aburrirse en diez años». Hasta que llega el fin de semana y se viste con su característico calzón de lucha para subirse al ring. Cuando lo menciona, todo lo demás pasa a un segundo plano.
De vez en cuando nos gusta escribir de festivales. Una vez al año, concretamente. Antes del verano, más concretamente. El caso es que como ya podéis leer en el Rock De Lux y el Mondosonoro las guías con hasta el último festival presente en cada confín de la península, nosotros hemos hecho un recorrido por los siete a los que iríamos (¿iremos?) durante este 2016. Bueno, no nosotros sino Eme, el protagonista del relato de redención y carretera en el que hemos convertido el especial. Una de estas cosas raras que se nos ocurren…
Aunque en lo primero en que insisten los expertos es en que hay que terminar radicalmente con la situación de refugiados políticos hacinados en campos, lo cierto es que un bálsamo habitacional facilita esa indeseable etapa en la vida de estos huidos sin patria.
Un grupo de arquitectos estará en el campus lab de eme3 tratando de encontrar soluciones efímeras pero prácticas para dignificar la vida los refugiados.
Si pudieras viajar en el tiempo y matar a la madre de Hitler, ¿lo harías? Nosotros, creemos, nos conformaríamos con dejarla estéril. O al padre.
El futuro no es lo que era. Los automóviles no tapan el sol, los robots cumplen las reglas de la robótica al pie de la letra y, que se sepa, ninguna computadora de la serie 9000 ha decidido cortar el suministro de oxígeno a una tripulación espacial como advertían Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick en 2001: Odisea del espacio.
Tal vez por eso, y a pesar de las innegables ventajas del mundo actual, sigue siendo tan atractivo ese futuro que prometieron y no se llegó a hacer realidad.
Proyectos como Guide to Computing, del estudio de diseño INK, hacen revivir en el espectador esa atávica atracción por los botones, los cables, las luces y los sonidos electrónicos.
Existen muy pocos estudios sobre los profesionales independientes y cualificados (conocidos también como iPros) y muchos menos sobre aquellos a los que les encanta serlo: parece dar igual que la mitad de los freelances estadounidenses —más de 20 millones de personas— digan que no renunciarían por nada a seguir siéndolo, según las cifras de Freelancer Union y Upwork. Ni empresas, ni startups, ni emprendimiento, ni vainas.
Ilustración arquitectónica sin renders ni mandangas. EXISTE.
Esta es la historia de la portada de este mes, que es obra de Jonathan Notario.