Tras el verano se queda en la memoria un poso de melancolía que es difícil de combatir. La sangría barata, los bocadillos de tortilla y arena, el sudor dejando testimonio sobaquero y sí, esa chica, ese chico que te rozaron en la feria y que constituyen lo más similar al sexo real que has tenido en meses. En Yorokobu vamos a tratar de subir el nivel en cuanto a calidad si bien nos ha salido la temática muy cercana a las historias que poblaban el cine de serie B o los cómics de baratillo. Ha sido sin querer pero ha sido. Lo explico tras el salto, que ha quedado un poco raro. Ah, si queréis que os enviemos una copia de la revista a casa sin ningún coste de envío, no tenéis más que adquirirla aquí.
Juanma Jiménez es periodista y gitano. Hablando en plata y resumiendo, le toca un poco el alma el retrato sensacionalista que hacen ciertos programas acerca de la etnia a la que pertenece. Como explica muy bien las cosas, Jiménez arroja luz sobre esa [gran] parte de gitanos que, como irónicamente cuenta, están entre nosotros como si de una invasión de ultracuerpos se tratase. Queridos amigos racistas, sois una anomalía en esta sociedad. Ingresad en un zoológico.
Pasamos de siniestros ultracuerpos a seres inmortales, es decir, tú, yo y cualquiera. Así al menos lo piensa el magnate ruso Dmitry Itskov, que asegura que a partir del año 2045 la tecnología habrá avanzado lo suficiente como para transferir la personalidad de un individuo a seres no biológicos, es decir, a cíborgs. Si Itskov lo flipa o no, queda a vuestro juicio tras leer la entrevista que publicamos.
Más cosas raras. Hay quien dice que las pelis de serie B son una mierda. Más allá de defender con nuestros puños la falsedad de tal afimración, no queremos entrar mucho en el tema de la catalogación de esas obras creativas. De lo que sí sabemos en Yorokobu es de mierda. Y mucho. No sabría cómo resumiros un reportaje que se titula La Caca, así que lo que voy a hacer es pegar una de las frases incluidas en él.
«El santo Agustín de Hipona (354-430) lo dijo sin tapujos. “Nacemos entre heces y orina”, aseveró. En el pasado lejano la caca no resultaba grotesca. Hoy, en cambio, la reputación de la materia oscura está por los suelos y, según el escritor alemán, “nos negamos a admitir el papel fundamental de los excrementos en nuestra vida”».
A partir de aquí, todo es posible en Granada.
Pasamos a algo menos mierdoso. Andy Rementer es un ilustrador de Filadelfia, la ciudad donde nació el príncipe de Bel-Air y donde el queso se unta en lugar de masticarse. Cuenta historias urbanas en lienzos repletos de color y bondad. La belleza gráfica aferrada incondicionalmente a solo dos dimensiones.
Había un tiempo en el que en las compañías de ferrocarril, a los que subían al tren los llamaban viajeros y no clientes. Mark Smith es el fundador de Man in Seat 61, una guía para aquellos a los que importa tanto el trayecto como el destino del viaje. El romanticismo viajero aún se desplaza en el vagón que hay junto a la cafetería.
Para terminar el post como lo habíamos empezado, regresamos a uno de los iconos de las pelis de bajo presupuesto del mitad del siglo XX: los robots. Javier Arcos es capaz de montar maravillosos seres articulados con todo lo que encuentra por ahí. Su proyecto se denomina Pitarque Robots y hace unos pocos meses quiso convertir a uno de ellos en la portada del Yorokobu de octubre. Os dejamos con el robot Yorokobu, cuyo cuerpo fue rescatado de una vieja tienda de fotografía granadina y ahora revive para saludar a todos los lectores de la revista.