Cada día se suben millones de fotos a internet. Solo en Facebook, la cifra asciende a 300 millones, que se suman a los cinco millones de Instagram o los 150 millones de Snapchat (fuente: Qmee), entre otras plataformas.
Según HubSpot, las imágenes son procesadas 60.000 veces más rápido que la información escrita. De ahí que todos los medios digitales hayan comprendido la importancia de la información visual. En las redes sociales, la gente prefiere fotos a cualquier otro formato. Según la revista Forbes, «una imagen vale incluso más que mil palabras cuando se trata de fortalecer la imagen de tu compañía».
Muchos usuarios muestran su preocupación con respecto a la privacidad de sus fotos una vez que estas son compartidas en los canales sociales.
¿Y qué pasa con las fotos utilizadas en los medios digitales, webs corporativas o blogs personales? Ante unos primeros años de incertidumbre y torpeza (internet era gratis, encontrar y descargar miles de fotos sobre un determinado tema era sospechosamente fácil), los límites han sido marcados de forma muy clara. Quien sube una fotografía a su sitio web conoce los riesgos que entraña hacerlo sin el permiso del autor, de la persona que aparece en la imagen o incluso de aquel que ostente los derechos del objeto que sale en la misma, en el caso de obras literarias o artísticas. (Fuente: Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi)).
Las fotografías de personas son las más delicadas, ya que ahí entran en juego cuestiones legales como la seguridad, la protección de menores o el derecho a la intimidad e incluso cuestiones éticas. Conviene pedir permiso en cualquier caso a la persona que aparece en la fotografía. Las empresas que contratan los servicios de un fotógrafo deben exigir garantías de que estos tienen todos los derechos de las fotografías presentadas.
La mejor solución para una empresa, medio u otra plataforma que requiera de recursos fotográficos con relativa frecuencia que prefiera desentenderse de las cuestiones legales de las fotos que adquiere es suscribirse a un banco de imágenes que ofrezca licencia Royalty Free. Esto significa que, una vez adquirida la foto al precio acordado en el contrato, no hay límites para su uso por parte de la entidad que la ha adquirido. Por un precio mensual fijo, podrá acceder a un número determinado de imágenes y diseños de muchos estilos diferentes.
En el caso de 123RF, además de las imágenes más tradicionales, el cliente puede acceder a un amplio catálogo de creaciones de distintos artistas. Se trata de un lugar donde confluyen creadores y buscadores de inspiración, un cofre repleto de contenido multimedia de gran calidad para uso editorial y publicitario y libre de derechos. En total, más de 39 millones de archivos que incluyen también otros formatos como vídeos, clips de audio o plantillas para infografías proporcionados por distintos artistas. Cada día, creadores de todo el mundo suben hasta 35.000 entradas nuevas.
La suscripción básica a 123RF permite la descarga de cinco fotos (incluidos vectores en EPS) diarias. La premium, hasta 780 fotos al mes al precio más bajo del mercado. Cualquiera de los dos planes se puede contratar por periodos que van desde un mes hasta un año.
Puedes contactar con su equipo de España en 123RF.es, es@123rf.com o +34 93 547 6429. Recientemente, 123RF ha abierto unas oficinas en el barrio de Salamanca (Madrid) para estar más cerca de sus clientes y continuar con su servicio personalizado a pequeñas y grandes empresas.
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