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50 años de ‘Saturday Night Live’: cómo hacer un ‘late show’ que perdure en el tiempo

Saturday Night Live

Quizás en España sea inconcebible que un programa de entretenimiento cumpla 50 años. Sí hay ejemplos de veteranía en la parrilla nacional, pero se limitan a formatos informativos, tales como Telediario (en emisión desde 1957) o Informe semanal (desde 1973), de La 1 de Televisión Española. Ni siquiera Jordi Hurtado y su famoso Saber y ganar (desde 1997) han conseguido tal récord, pese a las infinitas bromas populares sobre la inmortalidad tanto del programa como del presentador.

Por ello, podría hacerse más insólito que un show de variedades, en el que los sketches cómicos, los monólogos y las interpretaciones musicales sean los máximos protagonistas, haya conseguido permanecer en las ondas de Estados Unidos hasta 50 temporadas. El sueño húmedo de José Luis Moreno.

Saturday Night Live lo ha conseguido este 2025, y lo celebró el pasado febrero con un programa especial por el que pasaron multitud de estrellas como Lady Gaga, Paul McCartney, Sabrina Carpenter, Miley Cyrus, Steve Martin, Eddie Murphy, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Pedro Pascal o Meryl Streep, que aparecía por primera vez en la historia del programa.

SNL50: The Anniversary Special By The Numbers

El festejo fue una reunión de antiguos alumnos y algunos nuevos. Personalidades que se fueron profesionalizando con el programa, mediante gags de humor, en muchas ocasiones absurdos, y comentarios punzantes sobre la situación sociopolítica estadounidense: tanto sus sketches como su noticiario semanal, Weekend Update, ha sabido tomarle el pulso al estado del país, aunando en un mismo plató chistes sobre la Casa Blanca, las e-bikes que atentan contra los peatones o el precio de un café de especialidad.

Un episodio piloto que hizo historia

El artífice fue Lorne Michaels, un guionista y productor que en los setenta decidió cambiar el rumbo de los programas de variedades que se recreaban en los cuerpos femeninos ligeros de ropa, estupendamente recreados con el actor J.K. Simmons en el largometraje Saturday Night (Jason Reitman, 2024). La película-homenaje recrea las horas antes de la primera emisión del programa, donde el caos más absoluto reinaba entre bambalinas hasta el último minuto, especialmente cuando los productores e inversores de la NBC solicitaban a Michaels que les explicase en qué consistía exactamente el programa. Sin poder darle definición o etiqueta alguna, ese «ir tirando» del guionista acabó influyendo por completo en el ADN del show de por vida: todo estaba guionizado, pero ello no impedía que lo imprevisto se colase por las grietas del directo. 

Por muy teatrales, forzados e incluso malos que sean como se han definido— los chistes del programa, siempre han conservado un aspecto de telerrealidad que le ha insuflado la energía más vibrante que se le podría extraer a una parodia. El escritor Jesse David Fox titulaba para Vulture que el programa «siempre ha sido malo»: «Los errores son lo que hace que SNL parezca, incluso después de tantos años, como si estuviera hecho por personas reales y vulnerables […]. La posibilidad de que algo salga mal crea una tensión cómica más fuerte que cualquier cosa creada por un buen guion de sketches».

Bass-O-Matic - SNL

A principios de los 2000, el programa tuvo un innegable renacer, en el que guionistas y actrices femeninas como Tina Fey, Molly Shanon o Amy Poehler comenzaron una andadura memorable, que se vería prolongada en televisión con sus propias series. Porque si SNL ha representado algo, sin duda ha sido (y sigue siendo) una lanzadera de nuevos talentos, pero también el origen de un curioso franquiciado de productos de entretenimiento: bromas alargadas en el tiempo, que han calado hondo en la cultura occidental, y que se han desarrollado en paralelo al programa, como la película Granujas a todo ritmo (de la banda Blues Brothers, formada por dos veteranos del elenco originario del programa, Dan Aykroyd y John Belushi), Wayne’s World (con un Mike Myers previo a Austin Powers), la bizarra Los caraconos, la serie Rockefeller Plaza (30 Rock), o el grupo musical The Lonely Island.

España tuvo su Sábado Noche

Lo más similar que haya ocurrido en España fue en 2008, cuando Rodolfo Chikilicuatre (David Fernández) llegó a convertirse en el representante de España en el Festival de Eurovisión debido a que el late show Buenafuente, del canal LaSexta, lo promocionó hábilmente hasta hacerle ganar en las votaciones populares. Por lo demás, los programas de noche en nuestro país han conseguido una relativa repercusión en el legado cultural, aunque sí se cuente actualmente con duraderos ocupantes del llamado access prime time, como El hormiguero o El intermedio (ambos de 2006), que bien podrían haber sido influidos por este formato estadounidense. 

Sería este segundo el más próximo a una idea de sátira en una televisión generalista, aunque eminentemente de debate mucho más político que SNL. En esta línea, si solo se tuvieran en cuenta los sketches, sin dudas habría que hablar de Polònia (2006), en el canal autonómico TV3, un programa vertebrado por la parodia política, en el que los actores, que van variando según la temporada —al igual que sucede en el late night de la NBC—, acostumbran a interpretar a determinados políticos de la esfera nacional e internacional.

The Farbers Meet The Coneheads - SNL

Otros late shows han hecho historia en la pequeña pantalla española, como Esta noche cruzamos el Mississippi (1995-1997), o Crónicas marcianas (1997-2005), pero más allá de aquellas variedades en las que caía casi todo el peso en la entrevista y la aparición de numerosos colaboradores, cuesta discernir la influencia de un programa similar a Saturday Night Live en la parrilla televisiva española, entre otros motivos, porque solo una pequeñísima parte de los talk shows han ofrecido una emisión en directo, como lo hace el ejemplo norteamericano.

Aunque SNL transitó hacia un modelo muy centrado en los sketches, que a partir de determinado momento llegaron a ser pregrabados en sus ensayos, siempre ha funcionado con público presencial. En España, se experimentó con ello a través de series que se grabaron frente al público, como Hostal Royal Manzanares (1996) o Siete vidas (1999). En 2009 se intentó trasladar a nuestro territorio un formato idéntico a SNL, en la cadena Cuatro. Eva Hache, Edu Soto, Yolanda Ramos, Gorka Otxoa y Secun de la Rosa componían el reparto principal de actores comediantes. Duró doce programas (y un recopilatorio), y después de ello, se decidió dejar de lado la intentona de calcar un producto único en su esencia. Recurrir a imitaciones de Chiquito de la Calzada puede que no fuese su mejor baza.

La mejor promoción es uno mismo

¿Qué mantiene esa frescura tan difícil de replicar? Por una parte, los guionistas y actores que copan cada temporada del programa estadounidense son, en su gran mayoría, nuevos talentos o en proceso de descubrimiento, que han ido aportando en cada etapa del show una visión actual, moderna y siempre atrevida, escasamente contaminada por exigencias de control televisivo. Por la otra, la decisión de prescindir de entrevistas, por muy afamados que sean los invitados, trabaja en pro de la comedia: los llamados guests llegan para promocionar sus nuevos álbumes, películas o series, sí, pero, sobre todo, vienen para lucirse en pantalla, sacar su vis cómica (inesperada en algunos casos) e incluso reírse de sí mismos, como Lady Gaga bromeaba sobre la repudiada recepción de Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024), o Paul Mescal se recreaba en la ambivalente masculinidad circunscrita en Gladiator II (Ridley Scott, 2024). 

Lady Gaga Monologue - SNL

Las propiedades del directo, por descontado, son una parte fundamental de la fórmula. Que cualquier cosa pueda pasar, teatraliza la experiencia de estar viendo la televisión: cualquier error humano o improvisación queda registrado, y en la historia de SNL hay un gran anecdotario sobre ello, como aquel ataque de risa en medio de uno de los sketches que protagonizó Ryan Gosling en 2024. Pero que la imprevisibilidad no se confunda con la improvisación: todo en SNL está calculado al milímetro, e incluso estudiado por Michaels minutos antes de la emisión del programa. El dios todopoderoso acaba decidiendo, con pósits pegados en un tablero de pared, lo que funcionará y lo que no, de manera que todo el equipo lo vea y esté al tanto al instante.

Close Encounter 50th – SNL50

Desde hace unos años, La resistencia, en Movistar Plus+, renombrado como La revuelta en La 1 de TVE, bien se acercaría a ese caos ordenado, con el que David Broncano, Ricardo Castella, Jorge Ponce y compañía, invitan a la informalidad en las entrevistas: cualquiera, incluso el público, puede intervenir en el transcurso del programa, y el tono desenfadado hace de cada apertura de cortinas una celebración de la noche. Ni que decir tiene que también tiene sus desequilibrios, especialmente si se tiene en cuenta la escasez de figuras femeninas en su equipo en plató.

Pero su productora, El Terrat, podría haber apretado una tecla más transgresora a la hora de ir un paso más allá de modelos de late nights exportados de América, como el de David Letterman o Jimmy Kimmel. Una horizontalidad que aspira a un formato menos rígido como en su momento lo hizo SNL, y que comienza a alzar el vuelo hacia un nuevo estilo que vale la pena explorar.

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