Una mujer de 33 años fue a ver la adaptación al cine del éxito literario 50 Sombras de Grey en la localidad de Sinaloa (México). Hasta ahí, todo correcto: mujer, cultura y entretenimiento.
Esta novela, de 2011 y escrita por la E. L. James, para los que no la hemos leído es erótica y trata una relación de sumisión y sadomasoquismo entre una recién licenciada y un magnate de los negocios. Se pueden imaginar ya la relación tormentosa.
Leerlo debe de ser lo más parecido a vivir una escena ‘sado’, aunque a algunos todavía no nos haya dado por probarlo. Los best sellers personalmente no me llaman, y puestos a elegir prefiero hacer el amor y pasármelo bien, que imitar a un tal fucker Grey. Sería un desastre, todo hay que decirlo.
Volviendo a la mujer, se sentó en una butaca de la fila 12 y esperó a oscuras a que empezara la película. Fue el clímax o el calor de las palomitas, el caso es que su cerebro le animó a bajarse un poco el pantalón y buscarel punto G que nada tiene que ver con Grey… o sí.
Quizás a muchos no nos ha extrañado tanto su búsqueda del placer. El mundo es muy grande, el empresario Grey y su amante Anastasia están hasta en la sopa intentando calentar al personal y las personas nos tocamos. Aunque, por regla general, en sitios privados. Es cuestión de apretón o exhibicionismo. La combinación de estos tres detalles en cadena pudo con la mujer, denunciada por los que la rodeaban y miraban atormentados en la sala, y detenida por faltas ‘a la moral’.
Ya puestos, es más placentero hacerlo en pareja, a imagen y semejanza de los protagonistas de la divertidísima anécdota narrada con el sarcasmo de Camilo José Cela en La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona. El calentón les pudo también, pero esta vez la prueba del ‘delito’ fue más evidente. Acabó en la ropa de algunos espectadores del patio de butacas con un cabreo monumental.
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Estos artículos, escritos por PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorísticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.
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