Las imágenes que Apollonia Saintclair exhibe en sus trabajos no son aptas para mentes recatadas. Esta artista defensora a ultranza de su anonimato y que advierte que contestará a cualquier pregunta excepto a aquellas que tengan que ver con su vida privada, muestra escenas de marcado erotismo rayando en lo pornográfico en las que la protagonista absoluta es la mujer.
«Pongo el foco en las mujeres simplemente porque durante muchísimo tiempo —incluso aún hoy— los hombres han ocupado el centro del escenario», explica Saintclair. «Mira la Biblia o la mitología griega, por ejemplo. Incluso aunque existen algunos roles positivos para las mujeres, casi siempre son los hombres quienes dominan la maquinaria narrativa. Dar a las mujeres el papel relevante me permite descubrir nuevos campos interpretativos. Además, me encanta revertir la situación ya que crea momentos reveladores. Pero esto no significa que los hombres queden degradados. Simplemente son sólo un poco menos importantes de lo normal».
Las mujeres de Apollonia Saintclair son deslumbrantes, sensuales, provocativas y activas. Ellas marcan el paso, llevan el peso de la acción y se comportan sin complejos ante la mirada del espectador que las observa desde el otro lado del dibujo.
No hay tabúes para la artista a la hora de dibujar a sus personajes. «Podría contestarte provocativamente y decirte que si echas en falta mujeres gordas o negras es tu problema», responde a la defensiva cuando le hacemos observar ese punto. «No dibujo siguiendo los cánones de lo políticamente correcto. Lo cierto es que dibujo lo que me dice algo, lo que me hace reaccionar, lo que me gusta».
Saintclair afirma crear todo tipo de fisonomías, gordas y negras incluidas. Es la libertad creativa llevada a sus últimas consecuencias de quien confiesa dibujar para sí misma.
Los dibujos de esta artista de la que sólo se conoce el nombre con el que firma sus obras son tremendamente poderosos pese a no tener color. El universo de Apollonia Saintclair está dibujado con tinta negra que refuerza la estética cómic de su obra. «El blanco y negro es una abstracción de la realidad y, por lo tanto, deja más a la imaginación del espectador voyeaur», afirma.
Durante el día, Saintclair trabaja en otra cosa que no es la ilustración, un trabajo —afirma— que le permite vivir. Antes de acudir a él, suele levantarse muy temprano para empezar a dibujar. Después, acabada la jornada laboral, Saintclair retoma sus plumas y vuelve a trabajar en el dibujo empezado esa mañana.
«Algunos dibujos comienzan con una simple forma o idea visual. Otros se inspiran en alguna escena real que yo haya visto o que haya aparecido en medios de comunicación. Entonces realizo los bocetos, busco referencias y lo mezclo todo en una composición que, cuando considero que es lo que busco, finalmente entinto». Así explica Apollonia Saintclair su día a día y su método de trabajo en el que mezcla el dibujo analógico y el entintado digital.
«Lo que siempre me interesa», enfatiza, «es crear imágenes que me cuenten una historia con un principio, un nudo y un giro a ser posible sorprendente y ambiguo».
Esas historias que Saintclair quiere contar tienen formato de cómic. No es extraño que entre sus referentes artísticos se encuentren dos grandes de este género, Milo Manara y Moebius. También confiesa que Hergé se encuentra detrás de su técnica narrativa, de quien admira su cuidadosa habilidad para dosificar las historias.
Pero la lista no acaba ahí. «Cada día descubro una nueva estrella cuyo trabajo también me inspira como Virgil Finlay o Robert Crumb. Otras veces mis fans me hablan de algún artista que no conozco y acabo descubriendo algo nuevo gracias a ellos. En realidad, casi todo me interesa. Como artista autodidacta que soy, siempre hay algo de lo que aprender».
Las mujeres de Apollonia Saintclair se masturban ante los ojos de quien las mira sin importarles ser vistas. Follan, disfrutan y se exhiben provocativas y provocadoras sabedoras de su poder y de su importancia. El universo femenino de esta artista que no concibe la existencia de alguien a quien no le interese el sexo es sumamente erótico. «La sexualidad es una necesidad muy profuda que ha tomado formas fascinantes y complejas en los humanos. Pero para ser honesta, realmente creo que mis dibujos hablan en su mayoría del mundo en general a través de la sexualidad. El sexo es sólo un punto de vista que es muy revelador», explica a Yorokobu.
Sus imágenes de sexo explícito podrían ser considerados por más de uno como escenas pornográficas. La propia artista no tiene claro dónde está la frontera entre lo erótico y lo pornográfico. «Según como sea el espectador, el mundo en el que vive y su carácter, un dibujo erótico puede ser percibido como pornográfico o viceversa», opina. «Hay una definición, creo que de Umberto Eco, que me gusta mucho y que uso como guía: la pornografía tiende a eliminar el contexto, la narrativa, para mostrar una infinita secuencia de órganos sexuales copulando mecánicamente. El único propósito es mostrar, exponer con precisión quirúrgica carne convulsa».
«No estoy segura de que mis dibujos no sean pornográficos, pero intento con todas mis fuerzas no hacer ese tipo de pornografía tan primaria», asegura Saintclair. «En cada imagen que creo, por un lado me interesa encontrar una idea visual poderosa, y por otro, contar una historia». Para esta ilustradora, esos dos aspectos están orientados a excitar la imaginación de quien contempla la escena, a invitarle a rellenar los huecos, a empujarle a que vaya más allá de lo explícito y que recree lo implícito, que produzca su propia imagen mental.
«Si lo piensas, lo que realmente es excitante cuando haces el amor, además del flujo de hormonas, es la historia de la que sientes que formas parte. En otras palabras, la diferencia entre pornografía y erotismo, en última instancia, puede ser la zona erógena que entre en juego: la primera es básicamente una cuestión de membranas mucosas. Con la segunda, el cerebro es quien realmente hace el trabajo de llevarte al orgasmo».
Contrasta la obsesión de Apollonia Saintclair por preservar su identidad y ocultar cualquier aspecto de su vida real con la manera que la artista ha elegido para dar a conocer sus obras. Tremendamente activa en redes sociales, sus mujeres exhuberantes y libres pueden verse en sus perfiles de Instagram, Tumblr, Béhance, Twitter y Linkedin. Incluso en la puritana Facebook, donde cada dos por tres los secuaces de Mark Zuckerberg se empeñan en cerrarle la página por su contenido erótico.
Para esquivar esta censura, Saintclair recurre al truco de tapar las zonas sensibles para la moral puritana de esta red social, pero a menudo ni siquiera eso es suficiente. La semana pasada, sin ir más lejos, bloqueó su página con la excusa de controlar su identidad. «Por supuesto, eso es absurdo desde el momento en que existe mi derecho básico a proteger mi identidad y privacidad», se defiende enérgica la ilustradora. «Pero este es un argumento que no le interesa lo más mínimo a una compañía que gasta su tiempo espiando a sus usuarios y vendiendo sus datos al mejor postor».
A pesar del encontronazo con Facebook, Saintclair reconoce que las redes sociales son el método más rápido para dar a conocer a todo el mundo su obra. «Dibujo por mi propio placer», comenta, «pero es un gran incentivo saber que a alguien más también le gusta lo que haces. Desafortunadamente, hay límites que lo impiden en el momento en que estas empresas que dirigen las redes sociales tienen diferentes objetivos y cada vez hay menos libertad. En mi opinión, ellos pierden porque parte de la creatividad que ayudaron a descubrir se irá en busca de otras plataformas».
Ya lo explicó la propia Apollonia unas líneas más arriba. Es difícil a veces diferenciar entre pornografía y erotismo. Todo está en el punto de vista de quien mira. Y parece que la mirada de algunas redes sociales está turbia al respecto.
7 respuestas a «Fantasías sexuales para reivindicar el papel de la mujer»
Que hermoso trabajos…
Hay un mundo fuera de esas redes sociales mayoritarias… intentenlo, pueden llevarse una grata sorpresa…
la erotica desde el punto de vista femenino nos plantea una realidad reluciente y avasalladora que los hombres no logramos alcanzar en forma eficaz y fehaciente el sentir y saberse bellas…
No sé por qué me da que le gustan mucho Moebius y Milo Manara…
no tengo palabras hermoso trabajo y bien dicho no apto para mentes recatadas.
[…] 3. Fantasías sexuales para reivindicar el papel de la mujer […]
Me nos gustas mezclar plural y singulares son muy gratificante intelectuales mente os sorprenderas
Que estupidez, más de lo mismo ok pero que se deje de reivindicaciones insensatas.