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La balada de Buster Scruggs: los Coen contra un siglo de guion

La balada de Buster Scruggs no es un homenaje al western. Es un asalto a la diligencia de un siglo de guion. Balas contra las historias dirigidas por Hawks, Ford, Leone, Peckinpah… Y sin embargo, es un western; uno que será difícil olvidar.

La primera bala… contra la idea o regla de dar a los personajes un objetivo personal, un deseo o una misión.

La segunda bala… contra la esperanza. La balada… deja un poso de amargura aunque apenas conozcamos a los personajes.

Cuatro preguntas de guion

Preguntas que todo guion destinado al gran público debe responder.

  1. ¿Quién es el protagonista?
  2. ¿Qué quiere?
  3. ¿Qué hace para conseguirlo?
  4. ¿Lo consigue?

Solo un relato las responde: el protagonizado por Tom Waits.

El buscador de oro

  1. ¿Quién es el protagonista? Un viejo solitario.
  2. ¿Qué quiere? Oro.
  3. ¿Qué hace para conseguirlo? Trabaja con esfuerzo.
  4. ¿Lo consigue? Sí.

Los Coen no cierran este relato con amargura. Saben que somos testigos de los trabajos del viejo con una narración morosa que remarca el esfuerzo. ¿No sería su muerte irritante?

Otras muertes no enojan: apenas conocemos a los personajes y no sabemos qué quieren.

Buster Scrugg

Fascina Buster Scruggs (Tim Blake), pero no hay más que su complicidad rompiendo la cuarta pared. Su final es clásico: siempre hay un pistolero más rápido. Su subida a los cielos mata el drama.

El ladrón de bancos

El ladrón de bancos cae simpático. Es James Franco. Intriga su suerte con la soga al cuello mientras el caballo avanza. No pensamos en el personaje como un canalla sino como un hombre en apuros. Sentimos alivio cuando es rescatado, pero aceptamos su segundo ahorcamiento.

¿Por qué los Coen rescatan a un personaje para matarlo después?

La muerte no tiene consideración. Los Coen tampoco. No solo matan al personaje, matan un argumento clásico:

El artista sin brazos ni piernas

La muerte del actor sin brazos ni piernas (Harry Melling) no enoja, porque no conocemos sus sueños, pero deja amargura (similar a la que deja Los olvidados de Buñuel).

Compadecemos al personaje tullido, estrella de un espectáculo triste, testigo de placeres ajenos. Queremos que el carruaje escape con el artista y la gallina mientras el empresario (Liam Neeson) planea el asesinato. Pero ¿huir a dónde? La muerte es una liberación. En la novela aguarda el castigo al asesino.

Parece que la intención de los Coen es otra: criticar el negocio del espectáculo. El artista vive a merced del empresario y solo recibe migajas.

La colona de la caravana

Tampoco tiene planes la colona de la caravana (Zoe Kazan). Sus asuntos son las del hermano muerto. La propuesta de matrimonio del guía no parte de la voluntad de ella por formar pareja. Esta mujer es un personaje pasivo a contracorriente de las mujeres de Godless (Netflix) y otros westerns contemporáneos.

Con esta historia, los Coen rompen dos convenciones:

La muerte de Kazan no irrita, pero molesta; deja dudas, y ella ni siquiera roza la felicidad.

El instante de felicidad en el drama

Sam Peckinpah mata al protagonista de La balada de Cable Hogue de Peckinpah solo después de haya sido feliz. Los Coen permiten que la muerte actúe implacable. Ni los afectados la esperan como los protagonistas del último relato.

¿Los Coen contra el algoritmo?

Los Coen escriben y dirigen veneno para la taquilla arropados por Netflix. Apuesta valiente contra el guion y contra el algoritmo. Fukunaga (Maniac, Netflix) dice que puedes tener ideas maravillosas pero el algoritmo gana al acabar el día. ¿Cómo incluye el algoritmo la desesperanza de los Coen? Sea como sea, los Coen ponen a prueba las fortalezas y las debilidades de las convenciones del guion. Así ganaron el premio al mejor guion del Festival de Venecia 2018.

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