Podría ser el nombre de un comercio en un pueblo de Nueva Inglaterra o un grupo de artesanos provenientes de los verdes pastos de Northampton, pero, en realidad, su origen tiene más que ver con los Andes que la campiña anglosajona. Beckett Simonon es un ambicioso proyecto de dos bogotanos veinteañeros que quieren sacudir los cimientos del negocio de calzado de calidad.
Su plan, urdido desde una pequeña oficina en la parte norte de la capital colombiana, es sencillo. Vender zapatos artesanales de cuero por debajo de los 100 dólares. Por este precio han conseguido calidades equiparables a las que encuentras en las grandes firmas internacionales que no bajan de 300 dólares y pueden llegar incluso a superar los 500 dólares por cada par de zapatos, según sus fundadores.
«Lo que muchos no saben es que una vez que produces un par de zapatos pasa por muchas manos que van incrementando el precio. Si te cuesta 5 dólares hacer una camiseta, por ejemplo, normalmente lo compra un distribuidor que luego lo vende a otro y de allí lo vende a la tienda que luego lo vende al cliente final. En este proceso el precio llega a incrementarse hasta diez veces más de lo que lo vendes recién salido de la fábrica”, explica Nicholas Hurtado, cofundador de la compañía junto a Andrés Niño.
Hurtado habla con conocimiento de causa. Hace 4 años él y Niño lanzaron Hasso, una marca que fabricaba y vendía bolsas masculinas de cuero “ante la dificultad de encontrar modelos que nos gustaban en Colombia”.
Los jóvenes empresarios trabajaron con artesanos locales y soñaban con ver sus productos en las mejores tiendas de Bogotá, pero cuando aparecieron en las vitrinas de estos comercios sus creaciones llegaron a superar los 1000 dólares. “Acabaron fuera del alcance de mucha gente y sobre todo de gente de nuestra edad. No era lo que queríamos hacer”.
Cuando se les ocurrió intentarlo de nuevo con zapatos, estaban decididos a que no ocurriera lo mismo. Hurtado y Niño idearon una forma de aligerar todos los costes extras quitando de en medio a los intermediarios y escogiendo internet como su único canal de venta. Del diseño se encargaron ellos mismos y crearon un pequeño equipo de apenas 5 personas. La cosa no acabó allí. En lugar de venderlos al mercado colombiano, optaron por comercializarlos únicamente en Estados Unidos con las vistas puestas en el gigantesco mercado masculino de Nueva York, San Francisco, Los Ángeles y Chicago. Para llevar la distribución subcontrataron una bodega a las afueras de Nueva York.
Su propuesta está calando con precios de 79 a 129 dólares y entrega a domicilio gratuita en 4 días. “Si lo quieres en 2 días, cobramos un coste extra, aunque esperamos que un día sea gratuito también”, dice Niño. En noviembre de 2012 empezaron con mil pares de zapatos y en un mes ya los habían vendido todos. A finales de año las ventas se duplicaron y a día de hoy siguen creciendo. “Es un mercado gigantesco y vamos dirigidos especialmente a personas entre 20 y 30 años. Muchos de ellos acaban de salir de la universidad y tienen deudas universitarias bastante abultadas, así que son muy sensibles al precio”, añade Niño.
Made in Colombia
Los zapatos de Beckett Simonon se fabrican en la zona de Restrepo en Bogotá. “Ahí existe un pequeño cluster de fabricantes que ha visto mejores tiempos pero encontramos un partner que se toma la artesanía muy en serio y ofrece unas calidades muy buenas”. Las condiciones laborales de los trabajadores, además, son “muy dignas. Trabajamos con personas que se toman muy en serio su trabajo y cuidan mucho todos esos aspectos”, dice Hurtado.
En el próximo año, Beckett Simonon quiere empezar a comercializar bolsos de cuero bajo la misma marca echando mano de la experiencia adquirida con Hasso. “Los precios estarán mucho más ajustados. Esperamos que estén entre 250 y 300 dólares”.
También introducirán una nueva línea de zapatos hechos a mano en la India. “Hemos encontrado unos fabricantes que llevan 3 generaciones y trabajan para los mejores fabricantes de zapatos del mundo. Son extremadamente serios y cuidan mucho los detalles”. Aunque no han anunciado todavía los precios, estiman que estarán entre 130 y 150 dólares.
Tras la progresiva consolidación de la marca en Estados Unidos es muy probable que acaben trasladándose a Nueva York, un lugar que, según dicen, es idóneo para empresas que mezclan moda con tecnología. “Aunque empezar aquí nos ha permitido hacer todo de manera mucho más barata. Antes o después saldremos a nuestro propio mercado y otros lugares pero queremos hacerlo con mucha calma y hacer las cosas muy bien”, explica Niño.
Hace unos meses recibieron algunas ofertas de tiendas online estadounidenses interesadas en vender sus productos pero los creadores de Beckett Simonon no sucumbieron ante la tentación. “Hubiera significado volver al modelo tradicional cuando nuestra razón de ser es ir en contra de él. Nos habría obligado a subir nuestros precios cuando lo que queremos hacer es remover una industria que es demasiado lineal. Sabemos que tendremos enemigos por el camino, pero es un precio que estamos dispuestos a pagar para conseguirlo”, concluye Hurtado.
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Gracias a IF Trend Reports por la pista