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Las estrellas del Mulafest no saben patinar

Seamos sinceros: Cowan es el tipo de hombre con el que, no es que no dejarías a tu novia salir de fiesta, es que te la levantaría hasta en la cola de la panadería. Expansivo y simpático, a los cinco minutos ya le perdonas que lleves más de una hora esperándole.

No somos los únicos: Raphaelle Standell-Preston, su compañera y vocalista de Blue Hawaii también decidió lanzar pelillos a la mar cuando partieron peras. «Supongo que por eso nos quedó tan triste. De todos modos, llorar es algo hermoso».
Como estaban a la greña el proceso de composición fue también por separado. «Nos encerrábamos en nuestras habitaciones por las noches y juntábamos lo que teníamos a la mañana siguiente. Es extraño cómo funciona el proceso de creación de la música electrónica, que es algo solitario que se basa en un tío detrás de un ordenador, y cómo se consume, después, rodeado de gente».
A Alex le obsesiona cómo la tecnología nos separa. «Viví un año en Europa. Le escribía 25 emails al día a mi hermano pero me sentía totalmente alejado de él. Tras una buena sesión de social media en Facebook, Twitter y Gmail, me siento un mierda… y de lo más solitario».
Entre que la tristeza, en esto del pop, cotiza al alza y que Raphaelle tiene una voz aguda y quejumbrosa, enseguida los sedientos de hype a la búsqueda de herederos los abrazaron como la heredera de Björk (los tópicos) o de Grimes (los modernos)… Pero de su relación, ¿qué? «Tras la ruptura iniciamos una gira por todo el mundo. Eso nos ha ayudado a solucionar y normalizar nuestra situación».
BLUE HAWAII_2
EE.UU., su Canadá natal, Japón… la panacea para un estudiante de filosofía, porque sí, Cowan también tiene estudios (debe ser por eso que lleva el peinado tipo casco como el Adso de Melk de El Nombre de la Rosa. «Me encanta observar cómo se organizan las ciudades según el diferente tipo de sociedad», explica.
¿Qué espera de Madrid, donde le veremos en Mulafest? «No sabría decirte. Espero que me sorprenda». Confiemos en que la sorpresa no sea olorosa y que por entonces ya hayan solucionado el problema de la basura en las calles de la capital…
Por cierto, ¿sabe Alex que el Mulafest es un festival, no solo de música, sino también motor, de arte y deporte urbano? «Ni idea, de verdad». Le comentamos que mejor haría en traer su tabla y, por un instante, el terror se apodera de su sonrisa. «Uff… hace mucho que no practico. Crecí haciendo skate, claro, pero ahora…».
¿Que no se te da bien el skate? ¡Habrase visto semejante zanguango! Hazte un flip, como mínimo antes del concierto, Alex…

Yorokobu es medio colaborador del festival Mulafest.

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