Las ciudades tienen sexo: Londres es un hombre, París una mujer y Nueva York un transexual bien adaptado». La cita pertenece a la escritora Angela Carter y está extraída de su novela Femme Fatal, publicada en 1978. Si tuvieras que leer la frase en algún lugar acorde a su carácter multicultural y viajero, ¿dónde sería?
El pasado miércoles 29 de abril, la frase sonaba en el piso subterráneo de La ciudad invisible, un café y librería de viajes ubicada en el barrio de Ópera (Madrid). La pronunciaba una de las personas sentadas alrededor de una mesa repleta de volúmenes, folios y tazas de café. No era la reunión de un club de lectura ni un taller literario: los presentes asistían a una cata de libros o book tasting.
«Una cata de libros se parece a una de vinos», explica Eitan Felner, organizador principal del evento. Con algunas diferencias. La más obvia, que las páginas sustituyen al licor: «Los asistentes van a probar textos literarios que no conocen».
La otra, menos evidente, es que no hay ningún máximo experto que aconseje al resto sobre los párrafos más sabrosos, los más intensos o los más afrutados. Todos se convierten en sommeliers que comparten las líneas elegidas sin influir en la opinión de la audiencia.
La iniciativa Book Tasting, impulsada por Felner con la colaboración de algunos amigos, tiene como principal objetivo «sacar a la literatura del armario intelectual», como él mismo asegura. Lleva funcionando solo tres semanas en las que se han celebrado tres citas, cada una en un sitio diferente.
Lo único imprescindible para participar en las reuniones de catadores de libros es estar atento a las nuevas fechas y elegir los textos que quieras compartir según la temática marcada por los organizadores. Además de tener los ingredientes básicos: «300 gramos de literatura, dos cucharadas de deseo de conocer gente y un tazón de buen rollo». Y apuntarte en el grupo de Meetup.
Cuando alguien lee en casa, lo normal es que esté solo o se aísle del entorno. Las ocasiones en que la lectura se comparte «suelen reducirse al ámbito académico o intelectual», señala el argentino afincado en Madrid, que no quería eso en la receta, basada en la «diversión con contenido».
Los participantes realizan las catas en lugares variopintos. «Vamos a hacer una en una boutique erótica que será sobre literatura de ese género, y una en el Museo del Prado, donde, por ejemplo, podríamos leer textos sobre mitos griegos frente a cuadros de Tiziano o Velázquez que los retraten», dice Felner.
Cada uno puede llevar fragmentos de libros, una simple frase o incluso un escrito propio, de no más de tres páginas. Y siempre hay una cesta con algunos documentos para los que no han tenido tiempo de hacer su elección en casa. Aunque tampoco se excluye ninguna obra: al comienzo de cada encuentro hay una cata libre que sirve de introducción, donde no importa de qué hable la lectura.
La primera cita tuvo lugar en una vinoteca (De Vinos, en la calle de La Palma) y el motivo eran los siete pecados capitales. Los asistentes pudieron disfrutar de tres copas de vino mientras leían a Cortázar o Muñoz Molina.
El segundo evento coincidió con la noche de los libros. El 23 de abril, los catadores se encontraron en el mercado de Antón Martín para compartir textos sobre gastronomía, aromas y sabores, acompañados de nuevo por unos vinos. En esta ocasión, hubo alguna actividad diferente. «Teníamos que traer el aroma relacionado con nuestra lectura y tapábamos los ojos del resto para que lo olieran mientras escuchaban», nos explica Raquel, presente aquella noche y también en la librería café, donde el tema era la ciudad.
En este último caso, el proceso de elección del lugar fue distinto. Querían hacer una reunión con este motivo y decidieron buscar el emplazamiento idóneo. «Un café librería sobre viajes, que además se llama La ciudad invisible por el libro de Italo Calvino, era el lugar ideal», asegura el organizador.
«La idea es ir probando cosas nuevas y que todos propongan temas. Queremos que sea algo participativo», dice Fener. Su objetivo a largo plazo es crear una comunidad distribuida por diferentes ciudades de España e incluso del extranjero. Una comunidad unida por su apego a la lectura que no quiere limitarse a apreciarla en soledad.
——————————————————————————————————————-
Las imágenes de este artículo son propiedad de Lucía Caballero y Book Tasting
Categorías