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Así son los primeros cíborgs

La última aventura del Capitán América, el duelo entre Batman y Superman, las bravuconadas de Deadpool, los criminales del Escuadrón Suicida, los místicos poderes del Doctor Strange y el apocalipsis de los X-Men se colaron entre las quince películas más vistas de 2016. En televisión, el antibalas Luke Cage y el ultrasensorial Daredevil repartían estopa para Marvel y Netflix mientras Flash y Flecha Verde hacían lo propio para DC y The CW. No cabe duda: los superhéroes están de moda. Tanto como siempre o, si cabe, más que nunca.

Las hazañas sobrenaturales nos llaman irremediablemente la atención. Queremos ser los héroes y tener superpoderes, pero sin la fortuna de Bruce Wayne o Tony Stark estamos lejos de alcanzar nuestro objetivo tirando de chequera. Solo la tecnología puede proporcionarnos un atajo. Y vaya si lo estamos cogiendo.

La artista cíborg catalana Moon Ribas puede percibir los terremotos que suceden en cualquier lugar del planeta. Lo hace gracias a un sensor que vibra cada vez que se registra un seísmo. Es como una especie de sentido arácnido que avisa de un peligro remoto, pero incluso antes de implantárselo tenía unos poderes dignos de Spiderman: podía saber si alguien se acercaba por su espalda gracias a unos pendientes capaces de detectar el movimiento.

Su socio en la Cyborg Fundation, el londinense Neil Harbisson, nació con acromatopsia. Veía el mundo en una escala de grises hasta que decidió instalarse en la cabeza una antena que traduce los colores en sonidos o notas musicales. Percibe incluso las frecuencias invisibles para el resto, como los ultravioletas e infrarrojos, igual que Superman.

[pullquote]Las hazañas sobrenaturales nos llaman irremediablemente la atención. Queremos ser los héroes y tener superpoderes, pero sin la fortuna de Bruce Wayne o Tony Stark estamos lejos de alcanzar nuestro objetivo tirando de chequera. Solo la tecnología puede proporcionarnos un atajo. Y vaya si lo estamos cogiendo[/pullquote]

La periodista Adi Robertson se implantó un imán en uno de sus dedos anulares. Es menos práctico que divertido, pero le permite hacer flotar las chapas de cerveza como si estuvieran suspendidas en el aire. No levita ella misma cual Magneto, pero el truco la convierte en una auténtica heroína a ojos de quien desconoce su secreto.

La telepatía del brillante Charles Xavier, fundador y líder de los X-Men, también la tenemos contemplada. En agosto de 2013, dos investigadores consiguieron crear la primera conexión directa entre cerebros humanos sin necesidad de perforarles el cráneo. Manipular el clima al más puro estilo Thor es posible desde hace algunos años, aunque la geoingeniería no está exenta de riesgos ni polémica.

Con unos guantes adhesivos que desarrollaron en Stanford podemos escalar paredes cual hombres y mujeres araña. Científicos de una universidad danesa crearon un cristal sintético que absorbe y almacena oxígeno para que podamos respirar como Aquaman, debajo del agua. El omnilingüismo de la Mujer Maravilla, que hablaba todas las lenguas conocidas (marciano y cavernícola incluidos), ya se acerca al terreno de lo posible gracias a los avances de Google, IBM o Microsoft.

Reconocimiento facial, posicionamiento en interiores o detección de obstáculos son algunas de las tecnologías que se están introduciendo en los bastones blancos que utilizan las personas invidentes. Pronto tendrán poco que envidiar a los poderes de Daredevil.

La visión telescópica de Superman también será posible gracias a unas lentillas que permiten triplicar la distancia a la que vemos, como un zoom. También hubo un hombre que cambió su ojo de cristal por una cámara y otro que inyectó en su ojo una sustancia que otorga una visión nocturna temporal hasta 50 metros.

Hasta con el terrorífico control mental de Kilgrave, el villano perturbado que acosa a Jessica Jones, hemos coqueteado: los científicos de Backyard Brains controlan a las cucarachas a su antojo y hasta son capaces de mover los músculos de otras personas con sus pensamientos.

Ya sólo nos falta volar y teletransportarnos. La regeneración de Deadpool y Lobezno o incluso la inmortalidad tampoco están a la vuelta de la esquina, pero vienen de camino. Y la piel antibalas de Luke Cage o la sobrehumana velocidad de Flash también nos faltan, pero ¿quién las necesita si hay chalecos y se está desarrollando el Hyperloop? Hay un atajo tecnológico hacia buena parte de los superpoderes. ¿Y tú? ¿Cuál echas de menos?

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